Pase lo que pase, juntos

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Daisy: Izumi, levántate amiga. Recuerda que tienes que inscribirte en dos horas.- abrí los ojos de golpe y vi a mi amiga.

-Dios.- me estiré.- Gracias Daisy. Fue buena idea que nos durmiéramos juntas.

Daisy: Si porque ni siquiera escuchaste tu propia alarma.- sonrío.- Entonces levántate. Vamos a ver qué desayunamos.

Daisy se había quedado a dormir en mi casa porque hoy nos tocaba inscribirnos en la universidad. Ella no iba a estudiar actuación pero iba a estudiar artes, y se encontraba en la misma universidad, así que no nos íbamos a separar tanto después de todo.
A Ruiko le tocaba ir otro día y por eso no íbamos a ir juntos.

Daisy: Estos semáforos nos van a matar de la desesperación.- dijo casi en tono angustiado.

-Tranquila, pronto llegaremos.- la verdad es que igual estaba tan desesperada como ella, pero quería evitar que los nervios de la inscripción empeoraran la situación.

Al fin llegamos y la universidad era terriblemente enorme. Parecía una ciudad completa, o al menos así lo veía yo.

-Ruiko se va a perder cuando venga.- dije mirando a todos lados.

Daisy: Al igual que nosotras.- tomó mi brazo y comenzamos a caminar.

-Amiga, creí que estamos caminando en círculos. Tal vez sea mejor preguntarle a un conserje.

Daisy: Buena idea. Pero pregúntale tú porque le da pena.- dijo con cierta amabilidad que no pude negarme a pesar de que yo también era algo penosa.

Preguntamos y seguimos las instrucciones del señor, así que llegamos pero había un detalle. No éramos las únicas que se iban a inscribir, habían como cien personas esperando su turno.

-¡Ay no puedo creerlo!.- dije sin expresión.

Daisy: Hoy no sólo se inscriben artes y actuación por lo visto.

-Se inscriben de todas las carreras.- dije llevándome las manos a la cabeza.

Daisy: Y eso que es toda la semana que van a inscribir. ¡Somos demasiados! ¿Cómo pueden dar clases a tantos alumnos?

- Recuerda que hay dos turnos...y aparte el mixto.- observé a toda la gente con la esperanza de encontrar a algún conocido de la escuela o de alguna generación de primaria o secundaria en la que había estudiado, pero la verdad es que no encontré a nadie.
Después de un rato al menos consideramos que habían pasado unas cuarenta personas en inscribirse.

Daisy: Me está dando mucha hambre, fue una pésima idea no desayunar antes de venir.

-Tampoco pensamos que esto pasaría.- dije para ver si mi comentario ayudaba en algo. De repente mi estomago también rugió.- Demonios, ahora muero de hambre también.- hice un gesto dramático y mi amiga se rió.

-Pensé que era la única que se moría de hambre.- dijo una vocecita atrás de nosotros. Nos giramos y no la conocíamos.- Disculpen, escuché su conversación. Es que he estado callada todo este tiempo.- dijo con tono de disculpa.

Daisy: No te preocupes.- le sonrió.- Tomamos esa mala decisión y veo que tampoco desayunaste.

-Tomé un licuado de fresa. Pero el encanto se fue cuando llegué aquí.- dijo ella.

-Bienvenida al club.- dije entre una risita.- ¿Qué carrera metiste?- le pregunté.

-Artes.- sonrío al decirlo.

Daisy: ¡Excelente! También voy para allá.- se le iluminó el rostro a mi amiga.

-¡Genial! ¿Cómo te llamas?- preguntó con amabilidad.

Enamorada de un celoso y hermoso pervertido |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora