La verdad (2/2)

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Los días fueron pasando y la semana se me hizo eterna. No había visto a Ruiko desde su cumpleaños y me preocupaba eso, no sabía qué había sido de él y hoy viernes me armé de valor y decidí ir a su casa. No podía seguir siendo una basura en mi habitación, me estoy ahogando en un vaso y no puedo seguir así.

El taxi llegó de lo más rápido y los nervios comenzaron a aumentar mientras daba un paso hacia adelante. Ni siquiera le había marcado para saber si estaba en su casa pero de todos modos me atreví.

Tomé el elevador y en un abrir y cerrar de ojos las puertas se abrieron.
¿Qué va a decir de mí? ¿Se atreverá a abrirme la puerta? ¿Cómo estará? ¡No tengo idea de lo que voy a decir! ¡No lo sé! Y el valor cada vez más va desapareciendo. Me dan ganas de llorar pero tengo que aguantarme, no puedo hacerlo...

Avancé hasta la puerta de su casa y traté de no pensarlo mucho para tocar la puerta. Escuché un ruido adentro y sentí mi corazón latir en mi boca.

La puerta se abrió y nos miramos por un segundo del tamaño de una década. Sentí cómo mis mejillas se ponían calientes y tuve que dejar de verlo. Miré al suelo y él habló.

Ruiko: ¿Qué pasa?- lo miré de inmediato al escuchar su voz así, tan agotada. Me entró mucha tristeza y tuve que inhalar aire para contenerme.

-Hola...-dije algo desanimada. No sabía qué decirle, me había quedado bloqueada y me tuve que morder el labio porque iba a comenzarme a temblar.

Ruiko: Hola. ¿Quieres pasar? ¿O vienes a otra cosa...?

-No, claro, voy a pasar. Gracias.- pasé a su lado y rocé sin querer su brazo.- Perdón.-cerró los ojos.

Ruiko: Descuida, siéntate si quieres.- nos dirigimos a los muebles.- ¿Qué pasa?- me miró directamente. Nos sentamos uno enfrente del otro.
No podía hablar, no podía. Cerré los ojos y traté de hacerlo.

-Es difícil.-confesé.- No tienes idea...

Ruiko: No, créeme, lo sé.- sentí mis ojos llorosos pero parpadee varias veces para que no llorara.- ¿A qué has venido?

-Necesito hablar contigo.

Ruiko: ¿Sobre qué? No hay nada de qué hablar. Tú me dejaste en claro las cosas.- apreté mi mano.
No puedo más, no puedo, soy una mujer patética, no sé por qué vine, me voy.
Me paré, caminé hacia la puerta llena de pánico pero él me siguió. Me tomó el brazo y me acercó a él. Yo ya estaba llorando, quería escupir fuego de la adrenalina que sentía. Definitivamente tenía que terminar este infierno de una vez.- No te puedes ir, no lo hagas, por favor.-sentí un escalofrío.- Izumi, no me hagas esto.-se le quebró su voz enronquecida y exploté, no podía más.

-Fui una estúpida.- dije entre el llanto.- Soy una estúpida Ruiko, no merezco nada, ¡Nada! ¡Lo único que merezco es sufrir!

Ruiko: No digas eso Izumi, tú no eres así, no debes sufrir. Yo te causé todo esto y el que de verdad merece el sufrimiento soy yo, por no haber sido sincero desde el principio.

-¿Qué clase de novia te termina en tu cumpleaños? ¿Qué clase de monstruo hace eso?

Ruiko: ¿Qué clase de novio te oculta cosas? Izumi yo cuando comencé a andar contigo no había superado a Mildre.- cerré los ojos por el golpe.- Pero escúchame, eso no quería decir que no te quisiera. No te usé para superarla, eso jamás, y tampoco te usé en contra de Kentaro, no soy de esos. Te juro que tú me gustas desde el día del examen de ingreso a la preparatoria. Me gustaste un montón a pesar de que yo andaba con ella. No sé qué pasó pero aunque yo la amaba demasiado... cuando te vi me gustaste, es difícil de explicar, era como si tú fueras un amor platónico o no sé.- tragó saliva.- Se lo conté a Kentaro, le dije que me habías llamado la atención pero no planeaba dejar a Mildre. Pero entonces yo no sabía que él siempre había querido a Mildre, no lo sabía y anduvo contigo por lo mismo, él sí te usó.

Enamorada de un celoso y hermoso pervertido |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora