Im falling in love again

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La noche de brujas estaba llegando, y con ello, desastre.
Mi madre iba a ser enjuiciada en solo unos días y eso nos estaba carcomiendo el pensamiento a mi papa y a mí, que estábamos callados en la sala, con la televisión encendida y haciendo un eco interminable y desesperante. Mason estaba en la cocina y Marcus procesaba lo que Jonathan Kaye y yo le habíamos contado sobre los sucesos pasados, desde la muerte de Jenna, los antecedentes de cómo llegamos hasta ese desenlace y en cómo Amanda Kaye había arruinado nuestras vidas. A pesar de que yo no había querido abrir ese tema hacia mi ex, tuve que hacerlo, y es que ya solo faltaban unos días para que él partiera y sería raro que solo se fuera sin tener conocimiento de lo que había pasado, en especial por su ayuda con los procesos de mi interrogatorio, se había vuelto un compañero cercano de Steve y no era justo que Marcus hubiese soltado secretos personales sin algo a cambio de mi parte también.

— Lou dijo que podría testificar— avisó Mason, sentándose a mi lado, aunque yo me puse de pie en cuanto oí aquello, y los hombres a mi alrededor notaron el nerviosismo que me ahorcó.

¿A quién iba a engañar?
Por más que quisiera que Amanda Kaye, mi supuesta madre, se enfrentara a la justicia, una parte de mí me decía que no lo hiciera y siempre parecía querer ganar la batalla por más tontas que fueran las ideas. Era... No sé. Me seguía pareciendo irreal el tener que pensar que una mamá llegara a esos extremos solo por proteger su identidad, siempre arribaba a mi cabeza otra conclusión sobre los motivos que ella tendría para planear minuciosamente el homicidio de una de sus hijas y dejar a la deriva a toda una familia.

De pronto, Marcus se puso se pie de golpe y nos pidió silencio ante la pequeña discusión sobre quiénes estarían presentes, y no, en el juicio de mi mamá. Primero, alcé las cejas por ese atrevimiento suyo y más, porque era algo importante y seguro saldría con alguna estupidez.

— Era McGarrett; Jerry, el gordito, está en la comisaría porque lo secuestraron, lo acaban de soltar.

O no.
Pedí explicaciones solo que sus manos me empujaron fuera de la casa de mi papá para caminar y accionar los clicks necesarios como para que mi cabeza dejara de lado el tema familiar y los engranajes se pusieran manos a la obra con lo reciente.
Marcus odiaba conducir bajo presión pero, no sé si era porque en él nació algo de aprecio por Jerry o porque me vio de verdad preocupada, que no emitió sonido alguno y, apenas llegar al departamento de policía de Hawaii, se introdujo al lugar para verificar a nuestro amigo en común.

— Creí haberte dicho que dejaras eso de los libros de lado, Jerry— regañó Steve, que tenía sus brazos cruzados y se dedicaba solamente a eso, a llamar la atención del castaño, que, cabe mencionar, tenía moretones visibles en su rostro así como sangre seca y un profundo estado de shock.

Iba a hacerlo, de verdad, pero pedí consejos y me armé de valor— susurró Jerry con algo de pena, mirándome de reojo junto con mi par de amigos de la vida.

— ¿Puedo saber a quién le pediste esos consejos?— No hizo falta que alguien hablara, ya que, gracias a esa simple mirada de cachorro y el chocar de puños de Mason y Marcus con los de apellido Ortega, fue que Steve resopló—. Mira a lo que te llevó, y lo creería de ellos... Charlie...

— Tenía que seguir su instinto y nos estaba manteniendo al tanto de todo, Chin...

— ¿También tu?

El de ojos rasgados asintió con la cabeza aceptando una parte de la responsabilidad por los actos de Jerry, aunque, cuando nuestro jefe nos dio la espalda, también lo felicitó en silencio, además de ofrecerle su apoyo, y a mí me cortó la lengua con esos ojos suyos por estar de habladora.

Jerry nos contó todo lo que Thomas Farrell, el dueño de la librería, le había hecho estando en su sótano y en cómo lo había soltado porque nadie le creería, sin dejar de lado que, ese miedo repentino en el de cabello rizado apareció porque Farrell asesinó a un "colega" justo frente a sus narices y de ahí venía algo de sangre seca esparcida en las ropas del chico, por ende, con Kono y Lou llevando a Jerry al cuartel creyendo que iniciaría la investigación al modo del equipo, tanto Danny como Chin, mis amigos y yo, nos sorprendimos cuando Steve reprendió a Jerry con que no iría a revisar la casa de Farrell sino hasta conseguir una orden de cateo para el lugar.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora