Hopeless and mindless

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Mi mente llegaba a extremos en los que me era difícil defenderme a mí misma, desde ver imágenes de mi familia cuando pudimos estar en nuestro mejor momento hasta la horrible realidad en la que estaba viviendo; me aterraba pensar en mi papá, en su sufrimiento, en sí él sabría que estaba desaparecida y bajo las manos de Wo Fat.
Vi a Steve y en su manera de abrir los ojos, débil, y cada vez que lo hacía parecía que sería la última, por eso no podía descansar y él tampoco.

— ¿Sabes qué he estado teniendo visiones?— inquirió McGarrett, soltó un jadeo y me preocupe, pues su cuello quedó hacia atrás en un momento, aunque luego me volví a relajar cuando escuché una risa pesada de su parte—. No te asustes, no estoy delirando...todavía.
<< Vi a Danny, no se ha divorciado y él pidió su transferencia a Hawaii, increíble ¿no? Kamekona sigue en la cárcel, me ayuda con un caso y a Danny también, todo fue idea de Chin: él es sargento de la policia— Yo lo escuchaba con atención aunque no era tanto la historia lo que atraía sino lo rota y despedazada que era su voz. No tenía esa seguridad ni el terciopelo como con el que siempre me hablaba, estaba impregnada de dolor, de angustia y de un cierto deje de esperanza, ni la cadena que me sujetaba el tobillo era tan grande como los sentimientos que Steve echaba a andar cuando abría la boca—. Kono... Ella no se lastimó el tobillo, es más, sigue surfeando, solo que de manera profesional. Lou está molesto, fue a la estación porque le robaron unos palos de golf— rió él, mostrando sus dientes y el puchero inconsciente. Me contagié de su gesto y luego logré sentarme sin lastimar mi pie—. Vi a Jenna y a Josh en el hospital pero ya están casados y tú... Tú y yo nos acabamos de conocer en...

— Alguien viene— murmuré, poniéndome alerta, con un temblor miedoso que acudió a mi cuerpo como una reacción simple.

La mujer negra que antes le había disparado a Mason llegó con un semblante serio pero también molesto, extraño. Uno de sus labios temblaba ligeramente.
Ella se quedó quieta debajo del marco de la puerta y, contrario a lo que antes había hecho, no puso su atención en Steve, sino en mi, con una mirada arrasadora en furia, y aunque aquello me robó al aliento por las preguntas sobre qué me iba a hacer, una línea extraña se dibujó en los labios de la otra, como si de una sonrisa maligna se tratara y yo, por instinto, me pegué en la esquina de donde me hallaba.
La desconocida retrocedió por donde vino y luego, como si fuera cualquier cosa, arrastró el cuerpo inerte de mi amigo por fuera de la habitación, ni siquiera con cuidado, solo...ahí.

La respiración que antes había acumulado salió de mis labios, helada, sin fuerza; mis ojos se aguaron y supe que el puchero era mi única reacción. Las lágrimas se apoderaron de mi rostro, el calor de la adrenalina y de lo sorpresivo de aquello me sobrecogió, parecía que iba a explotar, incluso los ruegos eran más poderosos que cualquier otra cosa en la habitación. Estaba exaltada como nunca antes en la vida, yo quería llegar a Mason y verlo vivo, sentirlo conmigo, y ahora estaba lejos.
Tan cerca y a la vez tan lejos.

Supongo que la mujer habría disfrutado de ese espectáculo pues la sonrisa se fue haciendo más grande hasta que sus dientes se asomaron, filosos, saboreando el haber ganado. Luego entró y cerró la puerta de golpe, se aproximó a donde yo estaba y luego me golpeó en el rostro, contundente. Me pegó a la pared con una de sus manos en mi cuello, y mientras mis pies se movían frenéticos ante la necesidad de aire, apenas alcanzaba a oír la voz grave de Steve que pedía que se detuviera, eso en vano, pues la mujer no paró sino hasta que estuve al borde del desmayo. Tosí con demasía y a la vez abría la boca, me sentía como pez fuera del agua, y no por verme ajena a las situaciones, sino porque todos los esfuerzos de mi cuerpo tenían el único objetivo de agarrar la mayor cantidad de oxigeno posible.
Ella volvió a salir aunque esta vez trajo consigo un balde con agua y unos trapos. Me removí inquieta, solo que toda yo era una frágil anatomía que no podía recobrar el aliento por lo terrible de lo anterior... Y aún faltaba más.
Las piernas femeninas se quedaron en una posición y luego vi llegar a Wo Fat. Me parecía una mentira que llegara con esos aires de grandeza y de superioridad porque, aunque en ese momento yo estuviera en desventaja, se presentaba ante mí como si se tratara del rey del universo.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora