Mamma issues

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La madre de Steve, Doris McGarret, estaba en la isla de nueva cuenta, aunque escondida y con la única comunicación de su hijo, Catherine y yo, solo que de vez en cuando y solo para preguntar un poco sobre mi vida y cosas relacionadas, sin embargo, por aviso de Steve, supe que su segunda hija, Mary, llegaría a Hawaii con el firme objetivo de no ver a su madre, cosa que en realidad me sorprendió, aunque no del todo por el historial de Doris con sus hijos.

Steve había pasado a mí casa después de haber terminado una dura misión en la que Kono había sido rehén de un mercenario sudafricano, habíamos dormido mientras veíamos películas y hasta a desayunar habíamos salido para aliviar el estrés que aquello les había causado, y ahora estaba en la camioneta azul del jefe del Cinco-0, observando el perfil del teniente que se dedicaba a mirar al frente teniendo cuidado con los autos que se le ponían adelante, con una precaución que me estaba matando y que también me desesperaba.

-¿Y a ti que te pasa ahora?- pregunté, cuando el semáforo estuvo en rojo y habiendo disminuido el volumen del radio.

-¿A qué te refieres? No tengo nada- contestó él de forma simple y tajante.

-Un tú normal hubiera pasado la luz roja y no estaría conduciendo a menos de 40, ¿qué te pasa?- cuestioné, de nueva cuenta y causando un suspiro de resignación por parte de McGarret-. Bien no me lo cuentes, pero yo si lo haré... Mi madre llega mañana a la isla, no sé si quiero verla, no sé qué rayos le voy a decir. Es un asco.

Steve me miró por un segundo y la conversación murió después de lo proferido por mí, estaba tensa, estaba triste y también molesta, hasta con mi acompañante que no había abierto la boca mas que para bostezar y maldecir a quienes se le atravesaban. En cuanto llegamos a su casa puse la mano en la manija, lista para bajar y saludar a Doris que probablemente nos recibiría con malasadas o té helado, como recientemente lo había hecho desde que la había conocido, pero el sonido del seguro siendo puesto solo causó que volteara hacia donde un par de ojos azules me miraban tranquilamente, con mi mente ideando formas de escapar de ahí y de decirle al piloto -de forma no tan amable- que me dejara bajar.

-Lo siento, pero lo de Mary me tiene estresado, no tengo idea de como manejar esto.

-Eso hubiera sido más fácil de decir, ¿no crees?- inquirí, con el ceño fruncido pero con la voz más relajada-. ¿Que te dijo tu hermana?

Un suspiro salió de los labios de Steven, quien sacó su brazo izquierdo por la ventana y lo dejó colgando, y el derecho se quedó estático en el volante y luego lo puso en medio de ambos, y un cosquilleo llegó a mi cuando por mero apoyo a él mi mano izquierda se quedó sobre la suya y apretó sus dedos bajo los míos, ante la atenta mirada del hawaiano que no hacía otra cosa que no fuera sonreír sin mostrar los dientes, y eso me causó un pequeño y débil sonrojo que aun así sentí.

-Ella no quiere ver a mamá, la sigue culpando por fingir su muerte de esa forma- declaró él, con una mueca en su rostro.

-Yo tampoco querría ver a mi madre, ¿sabes? ¿Ella ya llegó?- Un asentimiento de cabeza fue visto por mí-. ¿Me dejarías hablar con ella? Tú hermana.

-No sé si le guste que le diga a alguien nuestros problemas familiares, además ya lo intenté yo y no conseguí nada. espetó Steve con indignación.

-Steve, Steve, hay cosas que no puedes hablar con tu hermano mayor, en especial si eres tú. Déjame hacerlo, yo también necesito algo de ayuda.

-Bien, esta bien- Miré nuestras manos que aun seguían empalmadas y retiré la mía inmediatamente, para después bajar de la camioneta y dirigirme a la puerta de la casa de Steve, y estaba justo por entrar cuando el titular del hogar volvió a cerrar la puerta frente a mis narices, con una sonrisa burlona y las cejas levantadas-. ¿A qué te referías  con "especialmente si eres tú?

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora