Revenge

The guilty one

No quería alejarme del abrazo en el que me envolvieron Chin, Kono, Danny y Lou. Me sentía querida, apoyada y feliz de tenerlos ahí conmigo.
Al levantar la cabeza y querer estar todavía más segura de lo que iba a hacer en los próximos minutos, no es que no me hubiera puesto contenta con la llegada de mis amigos, me di cuenta de que faltaba algo...alguien. Busqué con la mirada a quien me transmitía la paz que necesitaba solo que no lo vi.

— Sigue recuperándose por lo del disparo— susurró Daniel con cierta lástima.

— Es mejor que no venga, chiquilla. Si algo no le gusta, McGarrett es capaz de detonar una granada ahí dentro.

Me permití sonreír por el comentario de Lou, al mismo tiempo disfracé esa punzada en el pecho para tranquilizar al resto y hacerles saber que estaba bien.
No perdimos mucho tiempo charlando, incluso Adam Noshimuri se unió al grupo y estrechó mi mano. Por lo que sabía, después de haber estado ausente con Kono y desmantelar su vinculo con la Yakuza, el hijo de Hiro se puso al corriente con sus antecedentes penales para estar bien con mi amiga y alejarse de todo el peligro que conllevaba ese enlace con la mafia japonesa. Y a pesar de estar sorprendida con su llegada, también lo agradecí, porque no cualquiera iría a apoyar a una chica desconocida con la que antes tuvo sus problemas y hasta le apuntó con un arma.
El Cinco-0 incompleto me dio ánimos y luego entraron al recinto. Me dirigí hacia dónde estaba Mason y, pasando mi mano por su espalda, nos encaminamos a la entrada del Tribunal.

Solo de poner un pie adentro toda mi alma y la poca energía que llevaba acumulando, se desplomaron. No estaba preparada para que las miradas autoritarias me acribillaran así nada más, mucho menos de oír los murmullos prejuiciosos que emitían para conmigo, y aunque Mason fuese mi amigo seguro que su reputación también se estaba manchando solo por entrar con semejante traidora al costado.

Me quedé sola en medio de un presidio en el que los asuntos judiciales del cuerpo militar eran llevados a cabo, sólo que no habría abogados ahí, solo Mason como el teniente coronel y testigo de mis actos, un general cuya identidad solo era conocida para mí en el nombramiento de su apellido Trent, el gobernador Denning, mi equipo y mis padres.
Respiré y clavé mis ojos la madera. Era ahora o nunca, me tocaba limpiar mi nombre, el de Jenna y hasta el de mis papás. Había llegado mi turno para hacerles saber, que muchas de las cosas que había hecho, no tenían mi consentimiento impresas, además de ponerme al servicio de los Estados Unidos si era necesario.

— Buen día a cada uno de los que nos acompañan hoy— comenzó el Juez en turno. Su voz hizo que el lugar retumbara y que mi cerebro se pusiera a trabajar como si de una locomotora se tratase—. Hoy presidiré el interrogatorio hecho hacia la ciudadana y ex agente de la CIA, Charlotte Selina Kaye.
<< Es mi deber comunicarle, a usted y a los presentes, que no habrá abogados para algún tipo de detención, sea fiscal o para su defensa, sin embargo, el que no se tome este procedimiento como un juicio no significa que no tenga la relevancia para llevarse a cabo. El general James Trent le hará diversas preguntas sobre un asunto en particular en el que se sospecha de traición y espionaje en contra de la honorable nación de los Estados Unidos de América, siendo usted, señorita Kaye, una presunta delincuente o, en su caso, víctima de quien sólo conocemos como Wo Fat. Este interrogatorio tendrá la única decisión de declararla como culpable y tener el proceso judicial correspondiente a menos que se demuestre lo contrario. Y a sabiendas de que usted ha formado parte de agencias con labor de protección y prevención hacia el ciudadano y las buenas costumbres, supongo que no debo pedirle que se conduzca con verdad a todo lo que se le requiera, ¿de acuerdo?— Asentí con lentitud y prestando atención a lo que el alto hombre blanco con barba prominente y canosa me decía—. Bien, siendo el tercer día del mes de septiembre de 2014, doy por iniciado este interrogatorio.