I think I am free

1.9K 114 2
                                    

Nos subieron a Steve y a mí en unas camionetas que solamente la gente de Wo Fat usaba, estaba algo herida ya que el golpe hizo que mi cabeza sangrara un poco, además estaba algo sofocada y el calor del transporte era horrible. Tenía los brazos algo raspados por lo que el sudor me hacía temblar de vez en cuando, más aún cuando pasábamos por los caminos de terracería que nos hacía mover y rodar por la cabina trasera.

-Siento que mi hermana te haya traído hasta este punto- confesé con sinceridad. Jenna había acarreado con ella a un inocente a final de cuentas, y me sentía con la responsabilidad de ayudarlo al menos a salir vivo de aquí.

-Ella me...me explicó porqué lo hizo...

-No hables, tú estás mucho peor que yo. Solo escucha.

Steve suspiraba y se removía en su lugar buscando un acomodo un poco más cómodo, y ninguno se podía aunque sea quedar en posición fetal porque a cada segundo terminábamos en el suelo de la camioneta chocando el uno contra el otro.

-Si logramos salir de aquí te prometo que Wo Fat pagará por lo que le hizo a Jenna- declaró McGarret con los ojos cerrados pero con la cabeza en mi dirección.

-¿Si lo Logramos? Ese hijo de perra asesinó a mi hermana aún después de tratarla como su perro faldero. De todas formas si nos quedamos le haré saber que no debió meterse conmigo y con mi familia.

La camioneta en la que nos llevaban se detuvo de pronto, y los disparos se apreciaron justo después de eso. Steve estaba casi inconsciente así que él solo se limitaba a mover la cabeza sin saber qué le pasaba realmente.
Me acerqué a él con la intención de poder hacer algo en caso de que nos atacaran, al menos de protegerlo un segundo antes de que nos pudieran asesinar.

-Oye, no te duermas- pedí al SEAL al tiempo que palmeaba su rostro sin la fuerza necesaria como para abofetearlo. Verifiqué su pulso y me tranquilicé cuando lo noté un poco más bajo de lo normal, pero vivo al cabo. Estaba demasiado golpeado, lo noté en su cara y en su expresión de cansancio que me llenó de preocupación.

-¡Oigan, oigan!- Un hombre rubio captó mi atención casi por completo en cuanto levantó la lona verde que cubría la parte en la que estábamos-¡Steve está aquí! ¡Vengan acá!

Sonreí y vi que el mencionado lo hacía también, aunque en menor proporción debido a su agotamiento. Apretó una de mis manos como señal de que habíamos logrado sobrevivir pero mi emoción se esfumó cuando el cañón del arma de quién había parecido para salvarnos se posiciona a en mi sien y me obligaron a bajar de la camioneta, para después ponerme boca abajo en la tierra y tratar de esposarme.
Quise hablar pero un hombre de no tan avanzada edad, pero ya entrado en edad adulta casi vieja, me dio una golpe en las costillas que me dejó sin aire.

-¡No!- exclamó débil Steve anteponiéndose a los tratos que me estaban dando-. Ella está conmigo, me ayudó a salir de ahí. Es hermana de Jenna.

-Si tiene relación con Jenna entonces creo que hay más razones para desconfiar- siseó el que había identificado como quien nos había sacado de la camioneta anteriormente.

-No, no. Viene conmigo, ya les dije. Solo mírenla, está en las mismas condiciones que yo.

Después de eso, el mismo hombre rubio me ayudó a levantarme, y aunque fue doloroso debido al reciente arrebato de furia del desconocido, aun así dejé eso de lado para concentrarme en la huida.

Caminamos por el bosque hasta llegar a un viejo helicóptero en el que subimos con rapidez, no si antes ver cómo recibían a Steve sus compañeros, una mujer de hecho. Se veían muy bien a decir verdad, quizá sería su pareja.

Me acomodaron a un costado del comandante McGarret y por fin me permití descansar las piernas como se debía. Una chica de ojos rasgados me dio una botella de agua que agradecí y bebí con velocidad y además me había preguntado sobre lo que había sucedido conmigo para después solo sonreír y darme las gracias por haber ayudado a su jefe a salir de ahí.

A decir verdad, creía que ambos nos habíamos ayudado.
Sin su presencia y todo lo que había hecho Jennifer, aún y con lo de su muerte quizá yo no habría podido salir de las filas de Wo Fat, y si lo hubiese hecho quizá habría sido en partes y en diferentes bolsas oscuras.
Tenía a alguien con quien me podría aliar para desterrar al hombre que me había quitado una parte importante de mi vida, a mi hermana menor y mi trabajo, claro que lo haría pagar.

-Porque me voy a casar- anunció uno de los hombres que también acompañaba a Steve.

Sonreí en respuesta a lo que había dicho, pero agaché la cabeza sintiéndome de pronto incomoda sabiendo que no conocía a nadie
de los ahí presentes, sin embargo, mi cabeza se perdió en la oscuridad pensando en Jenna y en como esto había casi culminado.

Extrañaría a mi hermana menor más que nunca.
Ni siquiera había podido llevar su cuerpo conmigo por el miedo de que me hicieran lo mismo. La tristeza me llenó y el vacío en mi alma apareció. La ola turbia de enojo se impregnó en mi sistema causando que en mi interior se librara una batalla entre irme o regresar a por el cuerpo de la chica que había estado conmigo siempre, sin importar qué.

Cuando las balas impactaron el cuerpo de Jenna no supe cómo reaccionar, y cuando escapé tampoco sabía dónde estaba. Hasta ahora que había podido respirar y recuperar el aliento era que las emociones estaban a flor de piel rompiendo cada barrera en la que permanecían. Era un trago amargo, un sabor dulzón a libertad que no me gustaba y que hasta odiaba.
Yo no era libre, ahora más que nunca estaba atada a comenzar con la venganza en contra de Wo Fat, e irónicamente, cuando intuía que esto tenía que dejarlo atrás, irme e iniciar una vida casi desde cero, sentía en lo más profundo de mi ser que esto no era el final, sino que más bien era el inicio de un gran camino de brasas con el rastro que ese hombre dejaba a cada lugar al que iba.

Wo Fat iba a ser un hombre muerto, y de eso me iba a encargar yo.

Lean, recomienden, voten y comenten.
-Ale

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora