Revenge

True friends

— Si Danny es el cerebro, tu la cara bonita, Steve la fuerza bruta, ¿eso en que me deja a mí?— cuestioné al de Chicago, que entraba junto conmigo por la puerta de hospital.

— No tengo idea, Xena princesa guerrera, quizá.

— Vamos, algo más debe maquinar esa bien peinada cabeza tuya.

— Hey hey hey, por si no lo sabias, este mismo calvo fue el mejor graduado de la academia— Reí por lo dicho sin dejar de avanzar y contenidos la carcajada—. Tú eres la dueña de la cara bonita y del cerebro, increíblemente ruidosa y visible.

El ascensor ya nos había dejado en el piso donde Valentín estaba esperando.
Después de salir corriendo de casa de Danny, nos dirigimos al centro de Hawaii, donde un sujeto que había dejado a dos oficiales inconscientes en el aeropuerto había sido asesinado a plena calle. Steve había logrado herir a su homicida, quien, a pesar de haber escapado por un breve tiempo, al pedir ayuda a dos paramédicos y robar su ambulancia, por la misma herida causada por McGarrett, se desmayó en media huida logrando su captura.
El asunto para pensar era algo complejo pues, el ya fallecido era parte de un grupo criminal de Detroit, los Bagosa. Este cartel tenía mercenarios especializados para deshacerse de quienes ellos quisieran y la duda se sembró cuando, quien se suponía que debía matar a alguien, en realidad fuese la víctima, por eso íbamos a interrogar a Valentín, quien resultó ser nuestro victimario.

— Uh, esto me gustará, ver a Chin de policía malo— susurré a Lou, que abría sus ojos con sorpresa al ver como el mencionado mantenía su arma apuntando al cuello de Valentín, que estaba cubierto por una almohada, por ende, yo cerré la puerta con seguro detrás de mí.

La piel blanquecina de Valentín fue lo único que obtuvimos de esa amenaza, pues el de Detroit ni siquiera se inmutó, tampoco sonrío de forma burlona.

— ¿Me pueden poner al corriente?

Steve, Chin y Valentín me miraron, aunque el primer par mantenía las cejas levantadas por haber roto el momento feroz que estaban teniendo.

— La vida es increíble, ¿no?— habló el hombre que estaba esposado a la camilla de hospital. Crucé mis brazos y levanté un poco la barbilla por lo dicho—, un día soy el mejor asesino que tienen los Bagosa, no me arrepiento de algo y solo sigo órdenes para que me paguen; al otro día hay alguien que da su corazón para salvarme, literalmente.

— Bien, es un comienzo inspirador, ¿a qué viene esta basura?— inquirió Lou con deje de desesperación y sarcasmo.

— El accidente que ustedes dicen no fue más que un transplante...

— El corazón, quiero suponer— dijo Chin en un tono sugerente.

— Se los repito, él venía a matarme a mí.
<< Después de que me pusieron esto— Valentín apuntó a su pecho—, ya no fui el mismo. Ya no trabajé como debía y, cuando les apuntaba a esas personas y veía sus ojos, algo...algo dentro de mí me decía que no, que tenían una vida por vivir y que yo no era nadie para quitarles esa oportunidad.
Escondí a todos y cada uno en un lugar remoto de esta isla, solo yo sé dónde se encuentran, y ahora que ese idiota esta muerto ya no hay posibilidad de que lo descubran los Bagosa.>>

Mi celular vibró y tuve que salir del cuarto para contestar, ya que mis compañeros querían continuar con las preguntas por su incredulidad hacia la historia de Valentín.