Private investigator

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No sabía cómo debía acercarme a Mason, tampoco sabía con quién podía hablar de ese problema tan insistente con él, alguien que lo llamara y pudiera interceder por mí. Se sentía raro estar peleados, sobretodo cuando no tenía ni idea de lo que le había sucedido, simplemente había cambiado de la noche a la mañana, o bueno, él y Steve, que desde que mi mejor amigo y McGarret se conocieron aquel día del caso en que tuve que convertirme en patinadora, el comandante no pronunciaba su nombre, prefería evitarlo, algo como tú-sabes-quien de Harry Potter; luego estaba Mason, que, de la nada, había creado una especie de odio hacia mi jefe, sin razón alguna, o que yo conociera, al menos.

Danny estaba en mi casa, justo con él estaba desahogándome de lo que había sucedido con mis padres y lo lenta que se estaba volviendo nuestra relación desde el par de se,andas pasadas en que hablé con ellos, obviamente el tema de Mason rondaba, pues tampoco había recibido una sola llamada de él, solo el buzón de su teléfono y su ubicación desconocida, porque si, se había salido de su departamento y no tenía idea de dónde podía estar. Sin embargo, el detective lucía algo perdido, no estaba tan hablador como normalmente lo hacía.

— Ya fue mucho de mí y mi loro interno, ¿cierto?—inquirí hacia el rubio, quien solo se acomodó en el sofá y se aseguró de que la cobija delgada cubriera mis pies desnudos—. Gracias, papi, ¿qué tienes? ¿Problemas con Gabby?

Gabby era la chica con la que Daniel Williams estaba saliendo, y llevaba ya algunos meses con ella, una linda paleontóloga que había tenido el placer de conocer gracias a un caso anterior.
Su resoplido y la manera en que masticó las palomitas, me dieron a entender que había dado en el clavo.

— Eh, ella tiene una oferta para trabajar en San Francisco, no sé qué hacer. Es una gran chica, me gusta, yo le gusto, ha tratado bien a Grace...y justo ese es el asunto, creo que ella se ha empezado a acostumbrar a Gabby, a encariñar, de hecho, y ahora que se va... Lo dije, n-no sé qué hacer, me está matando—Me acerqué al detective y dejé que mi cabeza reposara en su hombro, luego acaricié su brazo con mi mano izquierda. Sinceramente, yo tampoco tenía algo qué decirle, por lo que sólo dejé que siguiera hablando—. Le diré que acepte el trabajo, es una gran oportunidad para ella, no quiero cerrarle las puertas solo porque mi hija y yo nos encariñamos con ella demasiado rápido. Es normal, no quiere compromisos...

— No es culpa tuya ni de Gracie, Gabby tampoco es culpable. Ella busca El Progreso en su trabajo, quizá aún no está en la etapa de aceptar la responsabilidad de un hijo. Si, adora a tu pequeña, pero Gabby apenas está en una parte que tú ya pasaste.

— ¿Sabías que indirectamente me dijiste anciano?

Sonreí sin mostrar los dientes y detuve el frote de mi mano en el brazo de mi amigo, negué con la cabeza algo divertida y luego me quedé mirando al techo por un instante.

— Quizá pienses que Gabby es el amor de tu vida, no lo sé, el asunto es si es el amor para tu vida.

***

Esa misma madrugada también, mi celular sonaba mientras yo trataba de conciliar el sueño, sin embargo, al haberlo dejado en la planta baja, la pereza y el cansancio nocturnos me prohibían abrir los ojos como debería, hasta el tono de llamada parecía estar en mis sueños. Rodaba en la cama sin saber qué hacer, al menos hasta que el teléfono se silenció, el,problema fue después, cuando Mason hizo uso de su llave y entró, y yo, sin saber que era él, bajaba con el revolver oculto en mi cajonera, apuntando al frente aún cuando las luces y la visibilidad eran muy débiles.

— ¡¿Cuál es tu problema?! ¡Son casi las 5 de la mañana!—exclamé, bajando el arma y escondiéndola en un cajón de un mueble en la sala. Ver a mi amigo ahí, en medio de la noche y con el pecho agitado -igual que yo-, no me daba buena espina—. ¡Después de todas las veces que te llamé, te he buscado por todos lados!

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora