Afortunadamente, Danny había llegado a la isla solo con un brazo lastimado y si, muchos moretones en su rostro, pero vivo. Y Chin, había librado la cárcel gracias que su cuñado, Gabriel Waincroft, había terminado con la vida de Rex Coughlan, el policía de asuntos internos que tenía demasiado tiempo molestando a Chin por algo que jamás había cometido.
Y bueno, el tema ahora era que, luego de no haber querido saber nada de mi madre después de ya un año y medio de su confesión acerca de su complicidad con Wo Fat, tenía que verle la cara para saber en qué asuntos estaba metida.
— ¿Porqué no has querido invitar al SEAL a investigar a tu queridísima y preciosa madre?
Entrecerré mis ojos al oír aquello salir de la boca de Marcus.
— ¿Piensas que mi madre es preciosa?— inquirí con desdén, mientras terminaba de anotar en mi libreta algunos datos importantes acerca de la mujer aludida.
— Detecto celos, bonita.
— No me llames así, tengo un nombre, y es muy lindo, por cierto— denoté, saliendo de casa y cerrando con llave—. ¿Llevas mi mochila?
Marcus señaló el objeto que le mencioné, justo al tiempo en que su otro brazo pasaba por mi cintura, atrayéndome hacia él con lentitud.
Luego de haber terminado con Steve, claro que toda yo seguía sintiendo lo mismo que cuando estuvimos juntos en ese mediano periodo de tiempo. La cosa es que, cuando Marcus me dejó, y ahora con su regreso, las cosas habían cambiado un poco, para mi desgracia o fortuna, y no sabía exactamente qué era lo que sucedía porque, a decir verdad, no tenía ni la menor idea de si, quizá pudiese ocurrir que mis sentimientos de tristeza se mezclaban con la melancolía y la nostalgía de no querer perder a alguien que fue parte fundamental de mi forje como persona, o si de verdad podría estar enamorándome de nuevo de Marcus. Además de que, había estado teniendo pensamientos raros y recuerdos de cómo podía haber sido todo si el militar y yo jamás hubiésemos culminado con nuestra relación, o cómo sería si acaso retomásemos el camino donde lo habíamos dejado.
— Genial— murmuré.
Al llegar a la prisión federal de Hawaii, la misma en la que habían interrogado a Danny unas semanas antes, había un enorme cartel que mencionaba que no habría tiempo de visitas debido a mantenimiento en el aire acondicionado, a su vez, que aunque podrían dejarme pasar y estar en el patio, la mujer se negó a salir y hablar conmigo.
— ¿Puedes creerlo? Después de... Olvídalo, ¿tienes hambre?— pregunté, molesta e indignada, a Marcus mientras abrochaba mi cinturón—. No quiero mariscos y no quiero regresar a cocinar.
— ¿Recuerdas una vez que tu padre llevó gorditas de cocedor* para tu cumpleaños? Encontré un restaurante mexicano que de verdad parecen las originales.
— Pues para allá iremos entonces.
Y a pesar de que la correccional estaba algo alejada del centro de Honolulu, llegamos en apenas 20 minutos, compramos lo que necesitábamos y, nuevamente, nos dirigimos hacia la oficina y continuar trabajando en el papeleo que tenía pendiente.
Desayunamos con calma y en medio de los mismos recuerdos de siempre, con un viejo radio que Marcus había comprado y un audiolibro, específicamente, El Fantasma de Canterville.
— ¿Entonces Kono se casará?
— Ajá— respondí—, vaya, una policía y un ex jefe de la Yakuza... Huele a peligro, me encanta.
— ¿Y Catherine?— preguntó Marcus con curiosidad.
— Se fue de nuevo a Afganistán luego de la boda de la tía de Steve. Al parecer Amir tuvo problemas con su hijo y su esposa, meh, está mejor lejos de aquí— Los ojos que Marcus me dio fueron suficiente para tener que explicar porqué no la quería tan cerca de la isla.
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Revenge
FanfictionVengar a tu única hermana nunca había sido tan fácil y lleno de aventura. Con Steve McGarret como mi compañero y el equipo de la fuerza de Hawaii, nunca me iba a cansar de estar con ellos. Steve McGarret FANFICTION