Roller robbery

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Después de haber pedido una disculpa a Steve, las cosas habían ido, relativamente bien: Danny seguía con sus bromas sobre nosotros y ese percance, pero de ahí en más, nadie a excepción de nosotros tres sabía lo que había sucedido...aunque no dejaba de ser incómodo el hecho de tener que responder a las preguntas indiscretas de cierto detective rubio que no paraba de reír cada que la anécdota era recordada.
Habíamos llegado a la oficina de Max Bergman, quien, como siempre, nos recibió con una sonrisa amable y los datos de la ahora occisa, una chica que tenía rastros de haber sido drogada y que también había sido arrojada de un tercer piso.

Al recibir todo el informe, cada quien en su auto, nos dirigimos ahora al cuartel para poder juntar toda la información necesaria para resolver el caso.
Kono había indagado lo suficiente como para tener la identidad de la chica, su nombre era Dinah Chase, una patinadora que estaba en competencias, un Roller derby al que Steve, Danny, Kono y Chin habían ido, pues tenía una cita con mi mamá y Mason para poder saber sobre las salidas misteriosas que estaba teniendo últimamente.

— No entiendo, ella misma nos citó aquí y llevamos...— Mason revisó su usual reloj blanco y viró los ojos cuando se dio cuenta del tiempo que teníamos esperando a mi mamá— casi 45 minutos sentados.

— No va a venir. Pero me abrió el estómago y tengo hambre, ¿hamburguesa?— Mason vio al alimento como si fuera lo más asqueroso del mundo así que solo me encogí de hombros y disfruté de aquella cosa grasosa, y es que me había levantado para ir al gimnasio, me duchaba cuando recibí la llamada de Danny y me enfilé directamente con Max sin saber comido algo.

— Oye, ¿cómo te va en el trabajo? Te ves mejor últimamente.

— Genial, y si Daniel es agradable espera a conocer a los demás, vas a ser feliz solo de verlos— Mi celular sonó y el nombre de Chin brilló en la pantalla. Me avisó que necesitaban de mi presencia en el cuartel para algo urgente—. Tu día de suerte, vamos para allá, no tardamos.

— ¿Tardamos? Solo necesitamos a una persona, es morena, siempre ruidosa y se embriaga facil— habló Danny al otro lado de la línea, y si haber oído eso estando a kilómetros de ellos me incomodó, seguro estar ahí con Steve me habría dejado en el suelo.

— Eh, gracias Chin, haré como que no escuché eso. Te veo en un rato.

— ¿Sigue con lo del beso?

Asentí en dirección a Mason y, habiendo pagado la cuenta, dejé a mi amigo conducir hasta el Palacio, ahí le colocaron un gafete de visitante y nos dejaron pasar con tranquilidad, aunque la voz de Catherine casi me hace retroceder, en especial por su tono de irritación.

— ¿Y bien?— pregunté a los cinco, con mis manos echas puños y colocadas en mi cintura sin dejar de ver todo lo recabado. Mason y Daniel se saludaron pero los demás parecían solo notarlo a él, y eso me sacó de la pregunta inicial—. Perdón, mis modales. Chin Ho Kelly, Kono Kalakaua, Steve McGarret y Catherine Rollins, éste es Mason Kent, amigo mío— Cada uno había sonreído de forma amistosa, sacudiendo sus manos y recibiendo al militar castaño como si ya formará parte de nosotros.

— Charlie, mejor vete— rió Catherine, avanzando y tomando mi mano hasta que estuvimos casi en la puerta, y eso me hizo dudar, ¿ella sabría de lo del beso? Aunque su risilla burlona me hizo retractarme.

— No pueden irse, son mis agentes encubiertas ahora mismo— señaló Steve, moviendo sus manos y haciéndonos ir de nuevo a la gran pantalla.

Me emocioné, creo que demasiado, ante lo dicho, así que me giré por completo y caminé a paso largo y rápido hasta quedar a un lado de McGarret, quien me puso un casco de protección como cuando andas en patineta o bicicleta, además de darme un par de patines, y eso sólo causó que me hiciera para atrás antes de que el seguro del casco fuese cerrado.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora