Mason y yo nos estábamos volviendo más cercanos, como amigos, claro. Y era divertido, de lo mejor., en especial por todo el tiempo en que nos veíamos a escondidas o le llamaba desde el búnker en Corea para darle información y el a mi.
Él había conseguido un pequeño apartamento cerca de mi casa, y era cosa de todos los días que, terminando mi día laboral, siempre pasara a mi hogar para hacer la cena entre los dos, un pasatiempo que compartía con Daniel Williams, con quien también había entablado una amistad grandiosa, con excepción de que el detective actuaba como mi padre, aún cuando él estaba cerca.Esa mañana en especial, o bueno, una madrugada, Catherine Rollins, con Steve McGarret a su lado, irrumpieron en mi casa, con maletas pequeñas y boletos de avión con destino a una zona desmilitarizada en Corea.
— Bien, a ver si entiendo— dije, cerrando la puerta detrás de mí y recostándome en el sillón con pereza—. Van a ir por el cuerpo de un amigo, hasta Corea, ¿ustedes y yo? Entiendo todo excepto mi participación— Y era cierto. Comprendía que Catherine lo acompañara porque era su pareja y además sabía de lo mismo que Steve en cuestión de inteligencia militar y cosas así, pero ¿yo?
— No tiene nada de malo que vengas— acotó Steve, saliendo de la cocina con un vaso de agua, a lo que yo achiné mis ojos sin saber exactamente lo que pasaba.
— A ver, ¿o quieres un favor o...?
— Solo te quiero ahí, ¿si? ¿Tanto te cuesta aceptar? Además, vamos a estar solos los tres, necesito alguien que tenga contactos en Corea como para no dejarnos solos. Contigo allá y tu amigo aquí...
— Mason, se llama Mason. No entiendo lo difícil que es para ti pronunciarlo.
— Yo fui la de la idea, se me ocurrió que si te quedabas aquí no íbamos a tener apoyo, Danny se negaría y estaríamos solos. Contigo allá y Mason aquí iba a ser más fácil estar monitoreados— reveló Catherine, parándose a mi lado y con sus manos tomando las mías.
— ¿Pensaste que Danny se negaría y yo aceptaría? ¿Tan predecible soy?
***
Ver a los coreanos entregar el cuerpo de Freddie, después de tantos años, había sido abrumador. Y es que, aunque hubiese sido en un ataúd, claramente, el ambiente era de pura tensión, con Steve ciertamente molesto y Catherine y yo armadas hasta los dientes por si algo ocurría en medio del intercambio. Porque si, no era sólo un dar, era también recibir y por lo que tenía entendido, entregarían a un prófugo que estaba en Hawaii.
No había querido hablar con Steve por dos cosas: la primera era que Catherine no soltaba su mano, y la segunda era que, cuando yo estuve así de triste, él entendió esa parte de mí que no quería ni abrir los ojos. Si, había conseguido que yo hablara pero a mí tiempo, y no quería llenarlo de mí mismo dolor cuando estábamos sintiéndonos exactamente igual, al final no ayudaría en nada.
Después de tener bajo nuestra custodia el cuerpo de Freddie, tuvimos que regresar al aeródromo donde los SEALS nos esperaban para llevarnos a Hawaii. Había tomado una fortísima ducha y al menos me había cambiado de esa húmeda ropa por un pantalón de cargo y una chaqueta azul camuflada como la de Catherine, como regalo por haberlos acompañado. Llevaba mi mochila cargada, lista para abordar el avión, vi a la de cabello oscuro salir por el lado contrario de donde yo estaba entrando, luego avisté a Steve recargado en la caja donde uno de sus mejores amigos yacía sin vida.
Me acerqué a paso corto y lento, como no queriendo estar tan próxima a McGarret. Él pareció sentirme y giró su cuerpo hacia mi, solo para estrujar mi corazón en cuanto sus ojos azules me atraparon fragante.
Nunca lo había visto así, tan triste, tan frágil y desesperanzado.
Estaba a un par de metros y me quedé quieta, sin saber qué hacer exactamente, planeando las palabras que diría y que al final se estancaron en mi garganta como un tapón. Localicé la mano derecha de Steve en la apertura del féretro, se deslizaba de un lado a otro, nerviosa, desesperada, cerré el espacio que nos separaba y apreté su mano ansiosa bajo la mía.
Sentí arder mi extremidad pero no me despegué en ningún momento, solo nos quedamos ahí, en silencio, con nuestros ojos fijos en ese gesto de apoyo.
ESTÁS LEYENDO
Revenge
FanfictionVengar a tu única hermana nunca había sido tan fácil y lleno de aventura. Con Steve McGarret como mi compañero y el equipo de la fuerza de Hawaii, nunca me iba a cansar de estar con ellos. Steve McGarret FANFICTION