No more camping

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Había decidido contarles a las niñas sobre una experiencia algo aterradora que había tenido el infortunio de pasar cuando era una adolescente. En la frontera de Estados Unidos con México, donde de vez en cuando veía a algunos de mis familiares lejanos. Se contaban leyendas de la ya conocida "llorona", y siendo una incrédula total, fue que descubrí que los lamentos nocturnos pronto llegarían a mis oídos.

-Buu- exclamó Steve haciendo una bulla de aburrimiento a lo que antes había contado.

Giré a verlo con detenimiento, a lo que él, con una sonrisa gigante se levantó y quedó a mi lado.

-No es que no haya sido buena tu historia, pero pudo ser mejor. Ahora, una vez vi a un jabalí matar a un tigre en la India. Esto es un asunto serio, ¿de acuerdo? Les diré por qué- comenzó McGarret, poniendo sus manos en mis hombros y luego sentándome en el lugar que antes ocupaba. A ese punto de la historia estaba algo molesta, pero también sorprendida porque haya decidido hacer conmigo semejante cosa-. Los jabalíes son bestias mortales e impredecibles. Están por todas partes en esta isla. Están a nuestro alrededor ahora mismo- Las niñas voltearon hacia atrás por un momento y algunos jadeos de duda salieron por de sus bocas-. Pueden atacar sin previo aviso, así que ustedes tienen que estar listas para protegerse en todo momento. ¿Entienden? bien. Vamos a hablar de la zona de muerte ahora. Esto es muy importante, ¿de acuerdo?

-¿En serio? ¿Zona de muerte?- cuestionó, Madeline, la jefa de la tropa de niñas exploradoras, hacia Daniel Williams, que desde que su amigo había interrumpido mi anécdota, había estado en una posición a la defensiva y tocándose el puente de la nariz con irritación visible en su rostro-. Pensé que lo habías traído para enseñarles habilidades de supervivencia a las niñas, y míralo, es el coronel Kurtz.

-Ugh, esta bien- contestó el rubio, pasando frente a mí con las manos haciendo una seña de "medio tiempo", a lo que reí y gané una mirada algo reprobatoria-.  Aprovechemos esta oportunidad para hablar de otra cosa. Algo útil, como cómo encontrar agua dulce. O, uh, no sé... cómo construir una almohada de flores, algo así, algo apropiado para el grupo de edad.

-Sí, podríamos hacer eso- siguió Steve, juntando sus manos en un aplauso estruendoso y una mueca de ironía-. Pero de verdad me gustaría seguir explicando lo mío.

-O- Me levanté de mi lugar, sacando mi cuchillo de mango rojo de su funda y poniéndolo detrás de mí espalda, luego, volteando con rapidez y clavándolo en uno de los árboles que nos rodeaban-, podríamos hacer eso, ¿prefieren al aburrido Steve o a mí?

Los ojos verdes de Danny irradiaron desesperación y luego sus cejas bajaron en un gesto de tranquilidad-. Estás loca...pero te prefiero a ti...

Steve solo atinó a reír mientras las niñas se atiborraban a mi alrededor como si de pequeñas hormigas se trataran. Me sentí feliz y me pude divertir con Grace y el par de compañeros con los que estaba.

El de ojos azules se acercó a mi posición-. Eso es trampa.

-No lo creo.

Grace y otra niña jalaron mis manos, llevándome con ellas a donde una diana marcada con colores estaba clavada en un árbol, sin embargo, tan pronto como la pequeña Williams tomó el cuchillo para intentar acertar, Madeline llegó apurada hasta donde los tres adultos permanecíamos con el grupo.

-¿Alguien ha visto a Lucy?- preguntó la mujer, regordeta y sin dejar de moverse y mirar a todos lados.

-Dijo que iría por su suéter- respondió Danny con simpleza.

-Fui a buscarla y no apareció por ningún lado.

-No pudo ir muy lejos, quizá fue al baño o algo así- dije, soltando a Grace con cuidado y dejarla con su padre-. Ve a buscarla y yo iré a los alrededores.

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