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«Mi caída será por ti, pero mi amor estará contigo»
Han pasado tres mil años desde que la guerra finalizó, aquella guerra que deseé que no hubiera existido, tal vez las cosas hubieran sido diferentes, ¿o tal vez no?
Soy Alyssa...
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—¿Me quieres embriagar para asegurarte de que sea cien por ciento sincera? —Ban rió.
—Claro que no, ya que vas a hablar mucho es para que te mantengas hidratada. —Le dijo divertido.
—Igual, ¿por qué no me sorprende que hayas preguntado eso primero? —Ban solo le sonrió inocentemente— No sé por dónde empezar.
—Pues por el inicio, cuando se conocieron. —Pronunció Ban con obviedad y Alyssa rió levemente.
—Lo sé lo sé, pues personalmente yo ya conocía a Meliodas porque lo solía ver desde lejos, la frialdad y el poder que demostraba fue lo que me hizo comenzar a sentir una extraña atracción hacia él, sin embargo le guardaba resentimiento por haber asesinado a varias de mi clan y eso era lo que no me permitía acercarme, pero fue hasta que mi mejor amiga que también era una diosa me contó que estaba enamorada de él y que habían comenzado a salir a espaldas de nuestra lideresa.
—¿Cómo te lo tomaste?
—No fue fácil, yo misma me cree la imagen de que Meliodas no era de tener sentimientos al ver cómo era con mis compañeras y por eso me costaba dimensionar que estaba saliendo con mi mejor amiga, claramente la apoyé, pero fue hasta el día siguiente que saliendo de verme con ella después de mostrarme dónde se veía con Meliodas choqué con él y fue la primera vez que cruzamos palabras, sentí como mi corazón se aceleraba al verlo tan cerca mío por primera vez.
—¿Y el capitán que hizo?
—Nada, solo agradeció que no dijera nada al respecto sobre ellos dos, tiempo después mi mejor amiga nos presentó y él y yo nos volvimos ligeramente cercanos, cabe aclarar que uno de los cuatro arcángeles estaba enamorada de ella, entonces él y yo comenzamos a salir como "consuelo" al ver que nuestros amores eran pareja.
—Entonces técnicamente reprimiste tus sentimientos por tu amiga y te refugiaste en el arcángel.
—Sí, pero no fue hasta que la Deidad Suprema se enteró de ello que ese mismo día Meliodas me acompañó a esperar a Mael, el arcángel con el que salía y quién me dió mi tesoro, y fue cuando decidí liberar lo que había callado por muchos años, le confesé que había sentido cosas por él desde mucho antes de que estuviera con mi amiga, y él insesperadamente me besó diciendo que se sentía feliz.
—¿Y cómo te sentiste? —Ban volvió a llenar las tazas de cerveza.
—Hubiera esperado sentirme feliz de que mi primer amor me haya besado, pero no fue así, me sentí confundida y poco agraciada, y fue peor cuando me enteré de que Mael había visto la escena del beso y le hirió, descubrí que mis sentimientos hacia Meliodas habían disminuido casi por completo.
—¿Entonces te enamoraste del arcángel?
—Sí, pero en ese instante apenas lo estaba empezando a aceptar, puesto que una parte de mí mantenía la ilusión hacia Meliodas, y esa parte de mí tomó fuerza cuando Meliodas me confesó haber estado enamorado de mí también desde antes que estar con mi amiga y me dijo que aclararía todo con ella y estaríamos juntos después de la guerra.
