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«Mi caída será por ti, pero mi amor estará contigo»
Han pasado tres mil años desde que la guerra finalizó, aquella guerra que deseé que no hubiera existido, tal vez las cosas hubieran sido diferentes, ¿o tal vez no?
Soy Alyssa...
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—Meliodas, ya cumplí con mi promesa, ahora dime dónde está Gelda. —Pidió Zeldris intentando levantarse.
—Oh pequeño Zeldris, no puedo creer que hayas hecho esa promesa, ¿sigues enamorado de esa vampiresa? —Habló con voz gruesa y maldadosa— Primero Meliodas y luego tú, no lo soportaba más.
Inmediatamente todos comenzaron a perturbarse al escuchar a "Meliodas" hablar.
—Ese tono de voz lo conozco... —Comentó Diana con temor.
—Atención, no ha terminado. —Alerta Merlín.
—Nunca pensé que nos encontraríamos con él de este modo. —Comentó Ludociel.
—No puede ser... ¿por qué estás en el cuerpo de Meliodas padre? —Preguntó Zeldris con indignación— Dijiste que Meliodas se convertiría en el rey demonio, no lo entiendo, ¿me engañaste o qué?
El rey demonio solo sonrió incrédulo mientras se cruzaba de brazos.
—¿De verdad creíste que le entregaría mi trono al bastardo traidor de tu hermano? lo que yo deseaba era este cuerpo, joven y poderoso, esto no es más que un simple recipiente para concentrar todo mi poder.
Todos lo observaron impactados y enojados ante su revelación.
—¡Sal de su cuerpo ahora! —Exigió Elizabeth.
—¡Por primera vez haz algo bueno por tu hijo! —Complementó Hawk.
El rey demonio lo observó con curiosidad.
—Ya veo, si cumplo con los deseos que más atesora eso me haría un buen padre, ¿verdad? ya tengo una idea. Señorita Elizabeth, terminaré con tu maldición de la eterna reencarnación.
Su sugerencia sorprendió bastante a Elizabeth, sin embargo por muy buena que sonara la idea su tono de voz se mantenía arrogante y malicioso dando a entender todo lo contrario.
—Eso es, ya parece que eres buen padre, va a terminar la maldición de Elizabeth para que Meliodas pueda ser feliz. —Halagó Hawk antes de tiempo.
—Y después, te daré una muerte pacífica, ¿qué pasará? ¿perderá su propósito en la vida? de todas formas saldré victorioso de esto, ¿no lo creen? ocho pecados capitales.
Levantó una de sus garras doradas hacia Elizabeth y Gowther logró apartarla, pero aquel movimiento fue engañoso, la redirigió hacia Alyssa para agarrarla con esta y acercarla a él.
—¿Qué tal cabo lanza divina? o debería decir, diosa de la luz imaginaria. —Sonrió maliciosamente mientras sostenía a Alyssa al lado de él con su garra alertando a todos sus compañeros. La diosa no tuvo tiempo de reaccionar.
