fєstívαl dє pєlєα

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➳019.

Por un momento Amy se detuvo a pensar en cómo era su vida antes, su rango, su gente, echaba de menos su hogar y lamentaba haber perdido todo por un amorío

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Por un momento Amy se detuvo a pensar en cómo era su vida antes, su rango, su gente, echaba de menos su hogar y lamentaba haber perdido todo por un amorío.

Mientras se encontraba en la taberna se dedicaba a analizar a las personas que había conocido hasta el momento; Diana parecía tener comportamientos tóxicos pero al final era muy gentil y amorosa, Ban parecía ser la persona con quién mejor se llevaba hasta el momento, la única que daba un ambiente diferente para ella, King, bueno, lo veía como alguien de carácter. Y luego está la parejita estrella, con Elizabeth le impacto mucho en su manera de ser, si bien la encarnación original era noble esta Elizabeth a su parecer lo es de manera exagerada, fácil de manipular, y Meliodas, era otro definitivamente, un pervertido, un inmaduro, lo desconoció totalmente.

«¿En serio el rey demonio quiere que este idiota sea su sucesor? una idea totalmente suicida»

Los pensamientos de Amy se dispersaron al escuchar la voz del rey hada.

—Oí de un festival cerca de aquí, se estima que el tesoro sagrado de Diana está allí. —Rompió el silencio el rey.

—Cierto, escuché murmuros sobre ello. —Comentó la castaña acomodando su cabello.

—¿Y que esperan? ¡vamos! —Animó Ban.

—Los acompañaremos. —Dijo Diana.

—No, es mejor que se queden aquí. —Pronunció firme el rubio.

—BanBan, ¿no me vas a llevar? —Preguntó ignorante ante la orden de Meliodas.

—Capitán, deja que Mimi vaya con nosotros.

—Por seguridad de las tres no. —Amy solo rodeó los ojos.

«¿Mimi? ¿desde cuándo tanta confianza entre esos dos?», pensó Meliodas.

—Pero capitán... —Reclamó Diana pero fue interrumpida.

—Conseguiremos tu tesoro, aguarda aquí. —Le dijo King.

—Está bien. —Aceptó con frustración.

—Ni modo. —La castaña solo encogió los hombros desinteresada.

—Nos vemos. —se despidió Meliodas yéndose con Ban y King detrás.

—¿Ahora que hacemos? —Preguntó la gigante.

—Bueno, no sé ustedes pero tengo algo de hambre, ¿les parece si hacemos algo de comer? —Sugirió Amy.

—Suena bien. —Respondió Elizabeth.

—Entonces pueden ir buscando algunos ingredientes mientras limpio aquí para poder cocinar más cómodamente, por favor. —Pidió y ambas asintieron.

En el momento que dejaron la taberna Amy se dispuso a buscar las cosas para asear, durante el proceso la castaña empezó de nuevo a reflexionar sobre su pasado comprendiendo su error al no haber aceptado sus sentimientos por el difunto arcángel causandole así un profundo complejo de culpa.

ᴄᴀᴏs ᴅɪᴠɪɴᴏ: εl rεgrεѕo dε υn aмor ғanтaѕмa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora