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«Mi caída será por ti, pero mi amor estará contigo»
Han pasado tres mil años desde que la guerra finalizó, aquella guerra que deseé que no hubiera existido, tal vez las cosas hubieran sido diferentes, ¿o tal vez no?
Soy Alyssa...
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La castaña abrió los ojos lentamente después de sentir que una luz muy fuerte había golpeado su rostro y un fortalecer de energía en ella, se sentó y secó las lágrimas que habían salido mientras dormía encontrandose con el campo alrededor de ella con flores y una luz amarilla poderosa.
Se levantó con una expresión sombría después de recordar aquellos tiempos que le costó enterrar, la luz fue bajando su intensidad lo cual se facilitó identificar que se trataba de Elizabeth.
—Su poder... finalmente despertó. —Dijo Amy para si misma notando el símbolo de las diosas en el ojo derecho de la princesa.
—Mira el ojo de Elizabeth... —Comentó la gigante.
—Este poder es parecido al de la señorita Amy, incluso tiene el mismo símbolo en su ojo, ¿pero por qué? —Se preguntó King mientras observaba, luego Amy se acercó lentamente manteniéndose distanciada de todos.
—Escúchame bien Hendrickson, me produces tristeza. —Dijo Elizabeth seria— Mi padre, confiaba en ti por ser el más gentil y amable, por eso, se te confió a nuestra gente, ¿qué te sucedió? nos traicionaste y traicionaste a los caballeros sacros, dime qué es lo que deseas tanto, ¿piensas avanzar con esto hasta el peor de los finales?
—Deseo resucitar a los demonios, me vengare de los cuatro clanes que los sellaron. —Respondió el maestro.
—¿Vengarte? ¿acaso las cuatro razas te hicieron algo? —Habló Amy detrás de él haciendo que todos la volteen a ver— Lo hicimos para que humanos como tú pudieran vivir en paz, te involucras con los demonios como si hubieses vivido con ellos, que patético.
—¡Amy! —Llamó Diana emocionada, pero al notar la mirada sombría de la diosa se asustó un poco.
—Amy, el que está hablando ahí no es Hendrickson, es lo que está dentro de él. —Le explicó el rubio pero Amy apenas lo miró.
—Requiero tu sangre para lograr mi objetivo puesto a que eres el apóstol de las diosas. —Hendrickson comenzó a preparar un ataque contra Elizabeth.
—Te lo suplico, detente... —Elizabeth lo miró con tristeza pero aquel hombre estaba decidido.
—Nieve oscura. —Lanzó el ataque causando pánico entre todos.
—¡No lastimarás a nadie más! —Como respuesta lanzó un ataque de luz celestial que además de defenderla le dió fuerzas a todos para recuperarse.
—No es arca, es otro tipo de ataque, pero no recuerdo haber visto a la Elizabeth original usar este ataque. —Comentó Amy para si misma analizando la situación.
Aquella luz quemaba a Hendrickson pero a los demás los sanaba, fue tanto que se extendió por todo el reino curando a los civiles heridos, incluso Verónica, su hermana.
