mєlíσdαs dєl αmσr | fínαl

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εsρεcιαl

Se acordó finalmente que las diosas entregarían sus cuerpos físicos para el ataúd de la oscuridad eterna, la cuál en esta sería sellada la raza demoniaca para poder terminar de una vez por todas con la guerra, pero mi destino no sería ser sellado ...

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Se acordó finalmente que las diosas entregarían sus cuerpos físicos para el ataúd de la oscuridad eterna, la cuál en esta sería sellada la raza demoniaca para poder terminar de una vez por todas con la guerra, pero mi destino no sería ser sellado y el de Elizabeth tampoco era sellar junto a su raza.

Ellos se presentaron ante nosotros, el Rey Demonio y la Deidad Suprema, estaban listos para reprendernos por nuestros crímenes, Elizabeth por estar conmigo y en general tratar de salvar a sus enemigos, y yo, por asesinar a mis compañeros y aliarme con la raza divina, recibiendo así nuestras respectivas maldiciones como castigo, yo una vida eterna y ella una reencarnación eterna.

Esto lo supe hasta que conocí a su primera reencarnación, ella me lo advirtió, y apartir de ahí durante tres mil años tuve que ver a ciento cinco de ellas, una tras otra muriendo de mil maneras distintas y crueles.

No podía más, cargaba con el peso de saber que yo mismo la arrastré a ello, ella no tenía por qué estar sufriendo un castigo de tal magnitud, por mi deseo egoísta de verla como un escape a mis sentimientos de Alyssa la condené a un sufrimiento eterno.

Si tan solo hubiera sido sincero respecto a ello.

Sin embargo, algo sucedió con la reencarnación ciento seis.

Vivía en Danafaul en ese entonces, era capitán de los caballeros sacros de allí, y en una ocasión capturaron a una caballero de la nación enemiga que se había infiltrado en el reino, la habían sentenciado a muerte, pero yo no lo permití, por obvias razones.

Puede sonar algo tonto, pero cuando ví que esta Elizabeth tenía un color y estilo de cabello distinto a las demás supe que era única.

Y pude notarlo tiempo después cuando logré integrarla a los caballeros sacros de Danafaul, me dejó impactado su personalidad y carácter.

Era igual al de Alyssa.

No sé si era una coincidencia o el rey demonio lo hizo intencionalmente, pero ella actuaba como Alyssa, si no fuera porque físicamente era Elizabeth, creería que ella era su reencarnación.

Por esta razón me apegue demasiado a Liz, era como tenerla de vuelta indirectamente y eso me llevó a casi olvidar totalmente su maldición.

Y por eso, me desestabilicé cuando Fraudrin la hirió en el pecho muriendo frente a mis ojos como era de esperarse, el maldito la iba a usar para resucitar a los demonios.

Estaba cansado, me obligué a acostumbrarme a esa horrible condena pero con Liz ya no podía más, ya no quería ver cómo Elizabeth pagaba por mi estupidez.

Justo a los instantes me encontré con una madre que me encomendó a su hija, la reencarnación ciento siete, destruí el reino debido a mi ira y salí con Elizabeth de allí empuñando una de las partes del sello.

ᴄᴀᴏs ᴅɪᴠɪɴᴏ: εl rεgrεѕo dε υn aмor ғanтaѕмa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora