Brooke había tenido una vida relativamente normal durante toda su vida, a pesar de que no se llevaba especialmente bien con madre. No fue hasta ese verano que toda su vida se empezó a venir abajo.
Lo que empezó como una pequeña aventura con un grup...
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— ¿Qué tal ha ido la reunión? — pregunta Rafe cuando llega junto a ella.
Esa había sido su excusa para ir al hotel, una reunión junto a su madre con la cual no había hablado desde su pelea.
— Bien, todo bien. — responde ella, sintiéndose mal por mentirle.
Brooke sabía que a Rafe no le agradaban nada los Pogues por lo que prefería evitar tener que lidiar con eso.
— Genial. — dice Rafe. — Topper hará una fiesta esta noche, vendrás, ¿verdad?
— No estoy muy de humor. — Brooke se encoge de hombros.
— Oh, ¿qué? — pregunta Rafe rodeando la cintura de la chica. — ¿Qué sucede?
— Peleé con mi madre. — contesta Brooke apoyándose en el pecho del chico cerrando sus ojos.
Rafe agarra suavemente la mandíbula de la chica para dejar un largo beso sobre sus labios. Brooke sonríe entre el beso y lo empuja a la cama. Él sabía como distraerla en cada momento.
[...]
La noche llegó más rápido de lo que Brooke pensaba y es que con Rafe el tiempo pasaba volando.
Brooke había vuelto a su casa silenciosamente tratando de evitar a su madre.
Sin embargo, Rafe se encontraba en la fiesta de Topper, intentando recuperar el dinero de los generadores para su padre.
— Hola, Rafe. — una chica sonriente se acerca a él.
— Hola. — saluda el nombrado, analizando el lugar. — Prepara el dinero, allí abajo.
— Hola, tío. — aparece Kelce.
Por otro lado, Brooke se encontraba en la terraza de su habitación con una copa de vino entre sus manos. De hecho, ya se había bebido algunas copas más.
No tenía nada de sueño y sentía su garganta arder levemente debido al vino.
Sarah estaba con Topper todo el tiempo y hacía mucho que no hablaban por eso. Tampoco tenía más amigas con las que pudiera pasar el rato. Y es que, conociendo los valores que su madre le había inculcado, no debía fiarse de nadie, nunca. Pero se había criado con los Cameron y le era imposible no confiar en ellos.
Así que, finalmente, decidió ir a la fiesta de Topper. Cuando detiene su auto frente a la puerta principal, escucha los gritos de los adolescentes que estaban allí.
— ¡Salta! ¡Salta! ¡Salta! — había un círculo de la gente alrededor de la piscina y Brooke no dudó en acercarse.
Nada más llegar a la zona de la piscina, vió como dos personas se lanzaban a ella desde el tejado y enseguida divisó que eran Topper y Sarah.
— Vaya, Saritah. No sabía que te gustaba lo extremo. — comenta burlona Brooke ayudando a su amiga a salir de la piscina.
— Culpa de Topper. — responde la rubia, sonriendo.
Después de hablar un rato con Sarah, ella se va con Topper otra vez, por lo que Brooke enseguida se dispuso a buscar a Rafe. Después de buscarlo por los jardines, divisa su cabellera en uno de los sofás del porche.
— Oye, Rafe... — Brooke se acerca, viendo la espalda del rubio en un sofá. Su voz se apaga cuando en la mesa frente a él ve ese polvo blanco.
— Brooke. — su nombre sale de los labios de Rafe tan pronto como escucha su voz. — No es lo que crees, es que...
— No me des explicaciones, Rafe. — lo detiene Brooke, dolida. — Sólo pensaba que no teníamos secretos.
Al decir esa última frase, los ojos de Brooke se llenan de lágrimas, tal vez esas copas de vino le habían echo algo de efecto.
— Oye, no. — dice rápidamente él, agarrando la mano de ella.
Brooke intenta alejarse, pero él la lleva a una de las habitaciones.
— Rafe.
— No, escúchame...
— ¿Cómo quieres que te escuche? ¿Sabes lo jodida que es esa mierda? — pregunta Brooke con el ceño fruncido.
— Necesitaba el dinero...
— Eso es algo que tampoco me dijiste. — vuelve a decir Brooke. — Tuve que saberlo por Sarah, que te has gastado el dinero en una maldita moto.
— No lo entiendes. — dice Rafe pasando su mano por su cabello, nervioso. No podía perder a Brooke.
— Claro que no lo entiendo. — exhala Brooke, mirando las dilatadas pupilas del rubio. — Dios, ¿desde cuándo haces esto?
El silencio de Rafe le hizo saber que se lo había estado ocultando desde hacía tiempo. No iba a mentir, estaba dolida. Rafe era una de las dos únicas personas en las que confiaba y le había estado ocultando algo así.
Por otro lado, Rafe se sentía drogado y ansioso. Él solo quería recuperar el dinero para su padre y ahora estaba perdiendo a su chica.
— Escúchame, Brooke. — el silencio de ella hace que siga hablando. — La compré para venderla y recuperar el dinero de los generadores.
— ¿Quién te la vendió? — Rafe apretó la mandíbula al oír la pregunta. — ¿Quién?
Rafe se paseó por la habitación nervioso.
— Barry.
— ¿Barry? — Brooke había oído de hablar de ese Pogue, y no le gustaba para nada.
— Sí.
— Si querías recuperar ese dinero, ¿por qué no sólo la vendiste? ¿Por qué mierda tenías que consumirla tu también? — pregunta Brooke incapaz de comprenderlo.
Ella notaba los brillosos ojos de Rafe, sabía que estaba drogado y sensible. En cualquier momento se rompería y ella no quería ver eso. Porque sabía que si lo veía así, le perdonaría.
Pero en vez de romperse, la ira llenó el cuerpo de Rafe al pensar en perder a Brooke, la única persona que lo había valorado como nadie lo había hecho, ni siquiera su padre.
— ¡Mierda! — el grito furioso de Rafe resonó por toda la habitación. Brooke lo miró fijamente.
— No seas egoísta, Rafe. No busques excusas porque no me las creo. — dice ella con intención de irse.
— ¡No! — Rafe dió un puñetazo a la pared de su lado, haciendo que Brooke cierre sus ojos dejando que caiga una lágrima.
— ¿Ves lo que haces? — murmura Brooke, agarrando su bolso.
Dicho eso, Brooke sale de la casa de Topper y una vez en su auto da algunos golpes sobre el volante desahogándose. Después, comienza a conducir hasta que llega al restaurante de los Carrera.
Lo que no esperaba era que el restaurante estuviera ya casi vacío.
