Brooke había tenido una vida relativamente normal durante toda su vida, a pesar de que no se llevaba especialmente bien con madre. No fue hasta ese verano que toda su vida se empezó a venir abajo.
Lo que empezó como una pequeña aventura con un grup...
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Después de unas horas en el avión, finalmente llegan a Outer Banks. Brooke puede reconocer un coche negro alejado de la pista de aterrizaje y una persona junto a él.
Cuando el avión aterriza y abre sus puertas, la chica Smith baja las escaleras y observa el rostro de su madre.
— Hola. — dice Brooke, apretando sus labios.
Elisa no duda en estrechar a su hija entre sus brazos, soltando un sollozo.
— Te quiero, hija. — murmura Elisa provocando una sonrisa en Brooke. La mujer dirige su mirada por encima del hombro de su hija. — Gracias por traerla, Rafe.
El nombrado asiente. — No es nada, nunca la dejaría sola.
— Tenemos que hablar mamá. — susurra Brooke. — Cuando lleguemos a casa.
[...]
Finalmente, en la casa Smith. Brooke ya se había dado una ducha y cambiado de ropa después de varios días.
— Definitivamente, me siento otra persona. — comenta la morena llegando al salón mientras termina de secarse el cabello con una toalla.
— Enseguida traerán la cena. — dice Elisa con expresión aún triste. — Seguro que has pasado hambre.
— Mamá. — Brooke se sienta en el sofá junto a su madre. — Lo que dijiste en la llamada...
— Brooklyn. — Elisa traga en seco. — Carla es la hermana de la que os hablé.
— ¿Carla?
—Si. — responde su madre. — Ella se cambió el apellido hace años, ahora se hace llamar...
— Carla Limbrey. — termina de decir Brooke por ella mientras deja escapar un suspiro. — Dios.
— ¿Cómo lo sabes? — las cejas de la mayor se hunden en confusión.
— ¿Cómo lo sé? Esa señora intentó quitarnos la cruz. — explica Brooke frustrada. — Es... Ella no puede ser mi familia.
— Tendrá la misma sangre que nosotras. — dice Elisa. — Pero no es familia, dejó de serlo hace mucho tiempo.
Brooke aprieta sus labios asintiendo levemente cuando suena el teléfono de la casa.
— ¿Si? — contesta Brooke al tomar el teléfono.
— ¡Brooke! — la voz de Kiara se escucha detrás de la linea. — ¡Estás aquí!
— ¿Kie? — una sonrisa crece en el rostro de de Brooke. — ¿Estáis aquí? ¿Todos?
— ¡Si! — dice Kiara. — Yo estoy en mi casa y creo que Pope en la suya, JJ, Sarah y John B deben estar en el Chateau.
