Brooke había tenido una vida relativamente normal durante toda su vida, a pesar de que no se llevaba especialmente bien con madre. No fue hasta ese verano que toda su vida se empezó a venir abajo.
Lo que empezó como una pequeña aventura con un grup...
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— Brooke, despierta. — la mano de Rafe en su hombro hace que abra los ojos.
Aún adormilada, Brooke observa a través de la ventana de su habitación en el barco, estaba amaneciendo.
— ¿Dónde estamos?
— En Guadalupe.
Brooke asiente sin decir nada más, entiendiendo que ahí es donde la familia Cameron había estado viviendo después de robar la cruz.
Nada más bajar del barco, Rafe consigue un taxi que los lleva hasta una gran casa rodeada de naturaleza y con vistas al mar.
El chico Cameron llama a la puerta de la casa. Enseguida, el sonido de unos tacones resonando contra el suelo llegan a ellos.
— Dios mío, Rafe. — el rostro de Rose aparece frente a ellos y enseguida nota la presencia de Brooke, pero decide no preguntar. — ¿Dónde diablos has estado?
— Ahora no, Rose. — el rubio se hace paso entrando a la gran casa, siendo seguido por Brooke que ni siquiera mira a Rose.
Ambos suben las escaleras hasta que entran en una habitación, la cual Brooke deduce que es la de Rafe.
— Necesito un teléfono. — dice Brooke cuando se encuentran solos.
— Puedes usar ese. — Rafe señala el teléfono de cable que hay en una mesilla.
— ¡Rafe! — Wheeze entra sonriente a la habitación. — ¡Hola, Brooke!
La chica Smith le da una breve sonrisa a la menor. Parecía que Rafe iba a echar a la niña de la habitación, pero ésta interrumpe.
— ¡Papá ha despertado!
Las palabras de la niña hacen que Brooke levante su mirada sorprendida, dirigiéndola hacia Rafe. Él cruza miradas con Brooke y ésta asiente, señalando que puede irse.
Cuando los hermanos Cameron salen de la habitación, Brooke se sienta en el borde de la cama agarrando el teléfono para marcar el número fijo de su casa.
Después de dos pitidos, la voz de Elisa Smith se escucha.
— ¿Si?
— Mamá. — murmura.
— Dios mío, Brooke, ¿eres tú? — la voz de Elisa se rompe al escuchar a su hija. — ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estás, hija?
