Brooke había tenido una vida relativamente normal durante toda su vida, a pesar de que no se llevaba especialmente bien con madre. No fue hasta ese verano que toda su vida se empezó a venir abajo.
Lo que empezó como una pequeña aventura con un grup...
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— Vale, aunque me encantaría volver a abandonar a mis padres... — Pope es el primero en hablar. — No puedo.
— Pope, estamos hablando de El Dorado. — dice JJ apoyado en la madera del pequeño muelle en el que se encontraban. — ¿No puedes escabullirte por la puerta trasera?
— Buen consejo. — sonríe Kiara con ironía.
— Es fácil. — sigue hablando el rubio. — Si hay un problema al que no quieres enfrentar, te das la vuelta y te vas.
— No voy a hacer eso, ¿vale? — asegura Pope. — Pero iré. ¿Nos vemos en la pista en una hora?
— Sí, en una hora. — asiente John B.
Pope y Cleo se marchan y poco después JJ también lo hace.
— Supongo que voy a empacar algo y avisaré a mis padres. — dice Kiara incorporándose.
— Sí, yo también. — habla Brooke posándose junto a su amiga para que ambas puedan ir en dirección a Figure Eight.
Cuando Brooke llegó a su casa y le dijo a su madre donde iría, no se lo tomó muy bien.
Y era de esperar, no todos los días tu hija dice que se va a Sudamérica a rescatar al padre de su amigo. Mucho menos después de haber estado secuestrada recientemente.
— Sé que no suena como algo muy seguro. — decía Brooke. — Pero ya tengo casi veinte años y sé cuidarme sola, sé lo que hago, ¿vale?
— Brooklyn. — Elisa lleva la mano al puente de su nariz, soltando un suspiro. — Esto es... Una locura.
— Lo sé. — Brooke dejó sus labios en una fina línea. — Pero he pasado por muchas cosas, mamá. Por favor, créeme cuando digo que sé lo que hago. Me lo debes
Elisa captó la leve indirecta. Durante el tiempo en el que ella estaba aliada con Ward o el tiempo en el que ella simplemente se fue; Brooke tuvo que lidiar sola con asesinatos, disparos, peleas e incluso un secuestro.
— ¿Cuánto tiempo estarás fuera? — pregunta Elisa.
— No tengo la menor idea. — respondió ella con sinceridad.
— ¿El señor Rafe sabe esto? — pregunta Amanda después de unos segundos de silencio.
— No, iré a decírselo ahora. — asegura Brooke.
— No lo tomará bien.
— Lo sé, pero no le mentiré más. — responde Brooke agarrando su mochila para colgarla en su hombro, lista para irse. – Tendrá que aceptarlo.
— Suerte con eso. — murmura Elisa.
Brooke deja un largo abrazo en su madre para después hacer lo mismo con Amanda y salir de su casa.
Finalmente, estaba en la mansión Cameron.
— ¿Rafe?
— ¡Estoy arriba!
Brooke sube las escaleras llegando a la terraza, donde el rubio estaba sentado en el sofá.
— Hola. — saluda ella.
— ¿Has ido al médico?
Brooke rueda los ojos. — Deja eso ya, Rafe, estoy bien.
— Ya.
— Déjalo. ¿Sabes? No estoy aquí por eso. — Brooke comienza a moverse por el lugar.
— ¿Qué..?
El sonido de su teléfono interrumpe las palabras del rubio.
— ¿John B? — responde Brooke al llevar el teléfono a su oído.
— Se llevaron a Kie a un reformatorio. — informa el Pogue.
— Mierda. — murmura Brooke caminando de un lado a otro. — ¿Qué haremos?
— JJ ha ido a buscarla. — informa el chico. — Saldremos está noche, ven en cuanto puedas.
— Está bien.
— ¿Tu amigo Pogue?
— Si, a eso he venido. — Brooke se sienta junto a él en el sofá y lo mira cautelosa pero firme. — Me voy a Sudamérica.
Los azules ojos la miran fijamente sin expresión alguna.
— ¿Qué?
— Vale. — Brooke suspira. — Sé que no te agrada John B. Pero secuestraron a su padre y tenemos que ir a por él.
— ¿A Sudamérica? — pregunta Rafe incrédulo.
— Es que Singh...
— ¿Singh? — vuelve a reclamar Rafe frunciendo su ceño. — ¿Vas a ir detrás de ese desgraciado después de todo?
— John B es mi amigo. — reafirma Brooke. — Voy a ayudarlo.
Rafe apoya los codos en sus rodillas pasando una mano por su frente.
— Eso es muy peligroso, Brooklyn.
— Lo sé. — ella mira como el sol se estaba escondiendo, no tenía mucho más tiempo. — Tengo que irme, Rafe. Te amo.
Brooke deja un beso en los labios del rubio antes de levantarse para marcharse. Pero Rafe la sigue y la detiene.
— Brooke...
Estaba claro que Rafe no quería que se fuese.
— Escucha, Rafe. — la chica agarra su rostro. — Piénsalo. Si conseguimos arreglar esto, todo acabará. Podremos irnos de esta isla, nosotros solos. Estaremos bien al fin, ¿no quieres eso?
— Si... — entonces la expresión de Rafe cambia, como si acabara de caer en cuenta de algo. — Pero antes debo arreglar algo.
— Está bien. — asiente Brooke algo confundida. — Arreglaremos nuestras cosas y después nos iremos.
— Bien.
Así que ambos agarran sus cosas para después salir de la mansión Cameron. Cada uno tomando un camino diferente que más tarde los volvería a unir.
