Brooke había tenido una vida relativamente normal durante toda su vida, a pesar de que no se llevaba especialmente bien con madre. No fue hasta ese verano que toda su vida se empezó a venir abajo.
Lo que empezó como una pequeña aventura con un grup...
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— Lo vamos a hacer, vamos a por el premio gordo. — las arrastradas palabras de JJ hacen que Brooke suelte una sonora carcajada.
Después de descubrir que la Corona Azul fue encontrada por Barba Negra y que tenían posibilidades de encontrarla, todos empezaron a beber cerveza hasta que se hizo de noche.
Ahora Brooke estaba de pie frente a los tres hombres del grupo, quienes se agarraban por los hombros riendo.
— ¿Qué le pasa a este? — JJ gira su cabeza hacia John B. — ¿Por qué estás tan estresado?
— No estoy estresado. — murmura John B.
— Se te ve en la cara, John B. — dice Brooke alzando una ceja.
— Te preocupa convertirte en tu padre, pero eso no va a pasar. — Pope pone una mano sobre la cabeza de John B. — Tranquilo, no va a pasar.
— Yo también os quiero. — Brooke eleva su lata de cerveza y da un trago. — Dilo, Pope, venga.
—¡No lo dice! — se queja John B cuando Pope se separa del abrazo y empieza a alejarse.
— Oh, mierda. — Brooke se ríe cuando deduce lo que va a pasar.
— Creo que va a vomitar. — dice JJ agarrando el brazo de su hermana para ver cómo Pope vomitaba mientras ambos se reían.
Después de eso, todos empezaron a tranquilizarse y algunos ya estaban acostados, así que Brooke decidió que era hora de volver a su casa.
— Chicos, me voy ya. — le dice a Sarah y John B, quienes eran los únicos despiertos.
— Nos vemos mañana. — se despide Sarah abrazando a su amiga.
Brooke deja un beso en la mejilla de ambos y empieza alejarse. No puede evitar sonreír cuando pasa por el lado donde JJ y Kiara dormían acurrucados.
Después de caminar durante quince minutos, entra en Figure Eight y lo primero que ve es el muelle. Las luces de todos los barcos estaban apagadas, excepto las de uno. Iba a pasar de largo, hasta que escucha una voz conocida.
A lo lejos, podía ver a Hollis y Sofía bebiendo champán y hablando. Brooke entrecerró los ojos porque sabía que, aunque le molestase admitirlo, la única cosa que esas dos tenían en común era Rafe.
Sin embargo, no podía acercarse a escuchar sin que la descubriesen, así que decidió seguir su camino. Cuando entra a casa, puede ver a Rafe sentado en la mesa, cenando.
