CAPITULO 8

50 2 0
                                    


SIGUE NARRANDO LUCY (ALTER EGO DE FANNY)

Llegamos hasta la entrada a la casa de la hacienda, Gerardo salió primero para después jalar al prisionero hacia afuera tirándolo al suelo empolvado, yo salí por el otro lado para abrirle la puerta a Amanda que me dedico una dulce sonrisa y unas palabras con su voz delicada.

—Gracias, Lucy

Se apeó de la camioneta con la ayuda de mi mano que se la ofrecí, la tomó, sentí su delicada piel, se bajó para después agarrar las fundas con las prendas adquiridas, camino hacia la entrada, una de las mucamas abrió saludándola a ella primero y después al dueño de la hacienda.

—Hola, señorita Amanda, ¡pase usted!, Buenas noches, patrón

Esperé a que ingresara Sarmiento y yo lo seguí, mientras Gerardo se llevaba al prisionero para entregarlo a otros hombres y lo encierren en la cabaña de interrogación, al entrar me fije en que una mujer mayor observaba todo y sus ojos se volvieron acuosos de inmediato, mi mente reacciono aduciendo de que ella era la mentada madre del hombre.

Dejé que el narco continuara hasta subir la escalera y yo me quedé abajo, esperé a que la señora ingresara a la cocina, estaba muy nerviosa, se le aflojaban los utensilios de las manos, abrí la nevera saque una cerveza, tome un vaso y me senté en la mesa en donde comen las sirvientas, la observaba fijamente, su reacción inmediata fie que se le cayeron unos vasos de las manos en un ruidoso estruendo.

Me levanté para ayudarla aduciendo buena voluntad de mi parte

—¡Espere, cuidado se lastima! ¡Páseme el recogedor y la escoba!, por favor

Recogí todo ante la mirada trémula de ella, deje todo limpio, la mire y le indagué

—Disculpe, la noto nerviosa, ¿le pasa algo?

Ella titubeó mirándome para decir

—N... no, no me pasa na... da señorita

Sin quitarle los ojos de encima le pregunté con curiosidad

—¿Cuál es su nombre?, porque usted no es la señora que cocinaba antes

Me respondió sin tapujos

—Me llamo Juana, ayer vine a trabajar, una amiga me consiguió el trabajo aquí, me dijo que pagan muy bien, el señor Julián me contrato

—Ah, ya, entonces está bien todo, solo haga bien su trabajo y no pasará nada, me voy

Salí de allí dejándola sola, sin embargo, al disimulo desde la sala la observaba que se movía de un lado a otro y oteaba por la ventana, después salió un momento rumbo al baño de empleadas, yo estaba con el celular como si revisara mis redes sociales, lo que yo realmente estaba haciendo era enviándole mensajes a Sarmiento de lo que estaba sucediendo en su ausencia, me pidió que no despegara ni un minuto los ojos de lo que hace esa mujer.

En cuanto ella desapareció de mi vista, me levante para seguirla al baño, ya conocía muy bien la casa de arriba hacia abajo y todos los escondrijos que escondía la casa, una puerta camuflada daba al baño, solo entre y tome unos auriculares para escuchar todo lo que sucedía en ese baño, lo que escuche me dejo atónita, era una espía de mi esposo Albert y escuche su conversación aunque hablaba en voz baja, la tecnología que yo uso me permite escuchar tanto al hablante como el que escucha o habla al otro lado.

"Hola, soy Alicia

Dime ¿Cómo te va?

Tengo miedo, me pareció ver a Carlos

Señor, ¿lo habrán capturado?

No creo, pero puedes averiguarlo

Señor, vi a su esposa, ella... ella,

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora