CAPITULO 41

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NARRANDO LA SALIDA AL CLUB (NARRADOR)

Salieron en sus autos rumbo a un club para disfrutar de su espectáculo y disfrutar de los tragos y su música y quizá de buena compañía. Al llegar se bajaron mientras sus hombres estacionaban sus vehículos, el Don iba al frente y detrás Sarmiento, Cortázar y otro más que en ese momento llegaba, todos ellos se juntaron, se sentaron en una sola mesa, fueron servidos por unas hermosas mujeres vestidas en forma seductora. El regordete como siempre manoseándolas y riéndose a carcajadas

Comenzaba el show una Drag Queen que emulaba a la famosa cantante Rihanna, al terminar fue aplaudida por todos, después otro salió cantando como Taylor Swift, siendo igualmente aplaudida. Más tarde salieron algunas bellísimas mujeres de cuerpos espectaculares a bailar con sus movimientos calientes, eran unas strippers que fueron dejando sus prendas regadas hasta quedarse solamente con sus bragas, los silbidos y aplausos fueron a rabiar. Cuando terminaron algunas bajaban para sentarse con quienes les hacían señales de que los acompañaran en sus mesas y uno de ellos fue Cortázar.

El Don solo bebía y disfrutaba del espectáculo, Sarmiento también estaba sin compañía, hasta que una voluptuosa mujer de cabello rojizo se le acercó saludando toda coqueta.

—Hola, Antonio, ¿deseas compañía?

El narco tomó el resto de su whisky que tenía en el vaso para contestar seco y sin darle importancia

—No, no quiero

La mujer se quedó bocabierta al escucharlo, responderle eso y exclamo un poco enojada como si quisiera reclamarle y a la vez amenazarlo.

—Me estás diciendo que... no quieres que me siente a tu lado, es que... ¿Acaso tienes a otra?, eso sería una ofensa para mí, tú me dijiste que yo era tu exclusiva, no puedes cambiarme por otra. Yo no he estado con nadie desde que me exigiste ser tu exclusiva, ¿quién esa otra mujer?, respóndeme, dímelo, ¿Dónde está?

Los que estaban acompañándolo en la mesa lo observaban fijamente con una sonrisita burlona en sus semblantes a la espera de su respuesta y su voz se oyó en ese sitio.

—No me jodas, no quiero tu compañía, además... te libero de ser mi exclusiva, no te necesito

Ella lo miraba toda furiosa, no estaba complacida con su respuesta, pues estaba muy segura de que el narco tenía a otra y por eso la estaba despidiendo de su exclusividad y a ella no le gustaba para nada ser relegada, así que le grito reclamando.

—Ah, ya no me necesitas, cuando venías me rogabas que te atienda solamente a ti, ¿Por qué ahora no?, entonces estoy en lo cierto, tienes a otra, ¿dime quién es ella? ¿Acaso es más bella que yo?

A lo que Sarmiento se carcajeó para mencionarle

—Jajajaja, ¿más bella?, claro que es más bella que tú, además de que, ¡ella no es una zorra como tú!

Cortázar se carcajeaba al escuchar ese diálogo entre los dos, no se contenía y eso hacía que la mujer cada vez más se llene de ira, sus sienes palpitaban rápido, pues estaba acostumbrada a atenderlo, más que todo porque sus propinas eran muy altas y no quería perderlas. Soltó una carcajada para acotar

—¿No es una zorra?, jajajaja, eso no lo creo, porque solamente las mujeres como yo somos para ti, ya que te encanta que te hagan y cumplan con tus malditos fetiches sucios que tienes en tu cabeza. ¿Cómo se llama esa puta?, porque debe tener un nombre, ¿no?

Sarmiento bufo, esta vez si le dolieron esos reclamos, estaban tocando a la mujer que amaba, la estaba insultando, denigrando, así que le grito haciendo que la música se silenciara para que todo escucharan.

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora