CAPITULO 36

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Cuando llegamos a casa en la ambulancia los enfermeros lo subieron hasta la habitación de Albert, sus padres estaban esperando allí, Fernando arreglo primero la cama para acomodarlo ahí, ayudaron a ponerle el suero y se despidieron quedándose solamente quien iba a cuidarlo. Sus padres nos pidieron que salgamos para quedarse ellos con su hijo. Ya afuera Fernando me jalo hasta un balcón para decir

—Oye amigo, ¿esos son sus padres?

Le asentí con la cabeza, entonces me musito

—Su padre es muy guapo y la mamá es una hermosa mujer para su edad. Eres un suertudo

Le sonreí pero le acoté

—Ni tan suertudo Fernando, ellos ya saben lo que sucede entre Albert y yo, aunque yo estaba con miedo de su reacción, pero, dijeron que esto es entre nosotros, solo me pidieron que... (resople antes de seguir), que no le ocultemos nada a su esposa

Fernando hizo una gran O con su boca para decir

—Dios mío, eso va a ser muy difícil y... me imagino que no le va a gustar nada, va a explotar de la rabia

Lo miré a los ojos para exclamar

—La señora Fanny es muy comprensiva a pesar de ser muy violenta, estoy muy seguro que... me perdonara

Él me observaba detenidamente antes de recalcar

—Yo solamente te advierto Erick, una cosa, prepara a tu corazón por si acaso, uno nunca sabe de verdad la reacción de una esposa y más si ella lo adora, si ella es capaz de hasta morirse por Él

La puerta de la habitación se abrió, salió primero la mamá y después el papá, muy juntos abrazados se fueron por el pasillo, entonces Fernando y yo fuimos hasta entrar, Albert seguía dormido. Tome una silla para estar cerca y tomar de su mano para besársela y recostar mi rostro en ella. Fernando revisó el suero y demás, me dijo que nos dejaría solos un momento, salió dejando la puerta un poco junta, allí a solas le susurraba

—Te amo Albert, solo quisiera que tu esposa tenga piedad de mí, que... no me despida, eso sería para mí una daga en mi corazón, moriría de a poco.

Creo que me dormí, porque después sentí que acariciaban mi cabello, abrí mis ojos con lentitud hasta que alce mi cabeza y vi unos bellos ojos verdes observándome y no me aguante de gritar con felicidad

—Despertaste, mi amor, despertaste, gracias, mi Dios

Me brindo una sonrisa y yo estaba que no cabía de la inmensa alegría que estaba sintiendo, su voz encantadora escuche dirigiéndose a mí

—Ho... la, Erick

Me solté a llorar, pero de alegría, le acaricié varios cabellos para decir

—Albert, ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?

Gimió un poco para responderme

—Auch, me duele un poquito el costado, pero es casi nada, creo que Fanny debe de haberme roto varias costillas

Lo miré antes de proseguir indagando

—¿Recuerdas eso? ¿Fue ella?, pero cómo es posible que...

Me interrumpió para hablar

—Debía hacerlo Erick, ese narco le había ordenado que me atacara y... tenía que hacerlo, me lo dijo y yo acepte, estuve dispuesto a todo, no iba a dejar que sospechara nada, por eso hice todo lo que me pidió

Le respondí con angustia

—Ella está en grave peligro allá, ojalá ya detuvieran a ese hombre y se acabe todo, aunque para mí... también se acabe todo, Albert quería decirte que... tus padres saben todo lo de nosotros

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora