CAPITULO 6

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NARRA LUCY (ALTER EGO DE FANNY)

Luis estaba afuera del auto vigilando el ascensor que llega hasta el estacionamiento, yo estaba sentada en el lado del pasajero, escuchando música en la radio de la camioneta, escuche que Luis decía algo y giré mi cabeza para mirar y vi que todos salían del ascensor, ya el equipaje estaba en la parte de atrás, porque ya las habían bajado y colocado allá.

Sarmiento se quedó al pie del ascensor hablando por su celular, yo lo observaba que estaba enojado, me imaginé que deben de haberle incautado otro automotor con toda su carga ilícita, sonreí para mis adentros, Gerardo venía agarrado de la mano de la pequeña malcriada, desde que llegaron se la pasan besuqueándose, ingresaron en la parte de atrás, Amanda lo manosea a cada momento, mi hermano me mira y me guiña un ojo al percatarse de que lo estaba observando por el espejo lateral de mi lado.

Sarmiento habló con Luis que le asintió con la cabeza y se quedó parado mirando hacia donde estaba yo, mientras el narco caminaba hacia su camioneta, pero entretenido con el celular, quizá revisando sus cosas personales, Luis me hizo señas con las manos y gestos con su rostro de que se iba a quedar, cerré mis párpados a manera de respuesta afirmativa y se dio media vuelta entrando de nuevo al ascensor.

Sarmiento guardó su celular y se quedó allí parado unos minutos al pie de la portezuela de la camioneta, parece que respiro hondo y exhalo el aire para entrar a manejar, se sentó sin mediar palabra conmigo que al disimulo lo observaba con el rabillo del ojo, hacía como siempre como si no me importara en absoluto lo que hiciese, "Gerardo" hablo.

—Oye Antonio, ¿vamos a la hacienda?, o ¿le vas a cumplir el capricho de Amanda?

Como si un alfiler le hubiera picado el trasero ella recalcó divertida

—¡Llévanos allá amorcito!, no te vas a arrepentir, yo sé por qué te lo digo

Vi que hizo una sonrisa pícara y me miró para preguntar

—Lucy, Amanda desea ir al mall para comprar ropa, ehm...

Hizo un silencio sin dejar de sonreír y mirar por el espejo retrovisor a la chiquilla que divertida hacía gestos obscenos allá atrás hasta que mi hermano la jalo hacia su cuerpo y apretarla mientras la besaba, entonces menciono "el jefe", recalcando.

—Ella quiere comprar ropa para ti

Yo reaccioné con incredulidad

—¡Qué!, pero... ¡Yo no necesito ropa!, tengo mucha en la hacienda, además con mis pantalones militares, estoy muy bien, gracias

Dije eso cruzándome de brazos con un poquitín de enojo, ya que no se me había pedido mi opinión y justamente eso, odio de la gente presumida, sin embargo, esa dulce voz que tiene me hace temblar de emoción, porque Amanda me abrazo por detrás para decir.

—¡Compláceme Lucy!, quiero verte con otra ropa, no solamente con eso, pareces hombre, ¡andaaaaa!, ¿sí?

Resoplé para responder agotada de sus pedidos acaramelados

—Está bien, vamos

Una sonora carcajada de Sarmiento me extraño, porque no había ninguna cosa jocosa que se dijese en ese momento, cuando comento.

—Jajajaja, ¡No hay quién se resista a los pedidos de Amanda!, jajajaja

Miró hacia atrás para mirar a mi hermano que sonreía y recalcar

—¡Te lo dije!, oh, amigo, ten cuidado con esta chica, porque por ella eres capaz de tirarte al ruedo con un toro bravo, jajajaja, ¿puedes creerlo?, ¡Lucy acepto!, jajajaja

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora