CAPITULO 44

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SIGUE NARRANDO ALBERT GUZMÁN

Comenzó pidiéndome perdón por todo lo que había hecho a mis espaldas, sin embargo, me informaba que lo había obligado Sarmiento por medio de amenazas con matar a su familia. Verlo tan derrotado me hizo comenzar a dudar de que su traición fue de verdad obligada, porque me enseño unos golpes en su espalda hechos por un látigo, que la primera vez que ese narco lo amenazo fue cuando llego a casa y encontró a toda su familia maniatada en la sala y el narco con sus hombres estaban todos armados y que ahí comenzó su martirio. Me indicó todo lo que había hecho y dicho a Sarmiento, mis movimientos, mis órdenes, de cómo se enteraba de mis planes para hacer una aprehensión de su mercancía.

Pero lo que había hecho que se arrepintiera de seguir haciéndolo era que sin querer se había enterado de la misión de mi esposa y que conocía perfectamente que ella es la guardaespaldas de Sarmiento, eso me causo pavor, era algo que haría caer todo el plan por los suelos y que mi esposa fuese descubierta, entonces le pregunte.

—Francis, ¿cómo te enteraste de eso?

Me dijo que una noche había entrado en forma furtiva a la casa y que el padre de Fanny estaba hablando con mis padres sobre la situación de mi esposa, que fue ahí cuando su mundo se hizo trisas, pues siempre estuvo agradecido con mi esposa porque ella le pidió a mi suegro que lo integrara a la policía siendo recién un novato, ya que vio potencial en Él, por eso fue que lo hice mi amigo, por ella y por esa misma situación es que me dolía su traición, habló de todo el plan de Sarmiento para mover la mercancía, lo que le había ordenado informarme para que yo fuese a otro lugar.

Se quedó en silencio varios minutos hasta que volvió a hablar decidido

—Mi comandante yo... yo quiero que ya se acabe todo esto, en esa conversación me enteré de que ya quieren atraparlo y ahora solo quiero obedecer sus órdenes, aunque eso pueda costarme la vida, solo quiero pedirle que cuide a mi familia, por favor, no quiero que ellos paguen las consecuencias, además, todo lo que soy se lo debo a su esposa y a usted. Nunca creí estar en esta posición, en el lado oscuro, siempre lo admiré, pero, ese maldito me amenazó que iba a matar a mi familia, me asusté, pero ¡ya no más!

Me acerqué a Francis y lo abracé, sentí que sus brazos me rodeaban y escuche su sollozo, escuchar a un hombre llorar, es doloroso, esto es mejor de lo que yo pensaba, ahora tengo de mi parte al soplón del narco y el engañado ahora será Él. Le dije que esperara para hacer unas llamadas y planear bien las cosas con su ayuda. Tomé el celular y llamé a mi suegro, le conté todo y dijo que llegaría en media hora.

Nos reunimos todos en el despacho e hicimos un nuevo plan en donde Francis haría su parte, solo faltaba decírselo a Fanny, a Mike, a Louis. Mi suegro me dijo que Él se llevaría a Francis de mi casa, que lo dejaría en un sitio alejado, pero que saldría disfrazado de aquí, como si fuese uno de sus hombres para que nadie sospechara. Se acercaba el día y la hora para hacer pagar por sus crímenes a Antonio Sarmiento y también para el regreso a casa de mi esposa. Todos se fueron, hasta mis padres, se despidieron con muchos abrazos y besos. Me fui a sentar en la sala, estaba cavilando sobre la situación tan caótica que estaba sucediendo, pensaba en mi esposa, la extrañaba, ya quería que regresara, me agache para agarrarme la cabeza, comencé a balbucear peticiones a Dios.

—Por favor, ¡cuídala!, no dejes que nada malo le suceda, la amo, la necesito, mi Dios, aquí están nuestros hijos que también la extrañan, tráemela con bien mi señor.

Sentí que me abrazaban, por el aroma sabía que era Erick, cuando habló

—Ten fe Albert, ella llegará con bien, ella sabe cuidarse, ella te ama y debe estar extrañándote y queriendo regresar a ti

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora