Lo tomé sin responder nada, hice como si el aire cruzara por mis oídos, me estaba tomando con gusto mi trago y me llego un perfume muy conocido, lo aspire y me dije a mí mismo «No, no puede estar aquí, debo estar imaginándomelo, además ¿Qué va a estar haciendo aquí?», sin darle mucha importancia seguí degustando el licor cuando alguien se sentó a mi lado dándome la espalda y ese perfume lo sentí mucho más fuerte
Pedí otro whisky, estaba con la curiosidad de saber quién era el sujeto sentado allí frente a mí, se dio vuelta y llamo al barman con su mano, algo le dijo en voz baja, no alcance a escuchar su voz debido a la música fuerte del lugar, esa máscara de porra cubría totalmente su rostro, en ese momento maldecía estar en esa fiesta de disfraces, de repente sentí su mirada y una sonrisa me permitió mirar sus blancos dientes, me extendió su mano en forma de saludo y yo se la di inclinando también mi cabeza
Esa sonrisa me parecía que la había visto en alguna parte y cuando sus ojos conectaron con los míos note que eran verdes, su mirada era penetrante, parecía que me estaba desnudando el alma, me hacía sentir tan bien, y su perfume era tan delicioso, ambos nos terminamos el trago cuando otra vez esa música romántica, me miro y me ofreció su mano, por el movimiento de sus labios entreví que me pedía bailar y le acepte
Mucha gente obstaculizaba la mirada de Sarmiento, apenas lo vi que estaba conversando con los anfitriones, mientras yo bailaba con el desconocido, tan apegados, sintiendo su paquete duro, pero parecía mentira no me molestaba en absoluto eso, estaba extrañada de mi forma de actuar en ese momento, a otra persona no le hubiese aguantado sentir eso, lo hubiese alejado de mí, entonces bajo su cabeza en el mismo sitio que el narco y hablo algo que casi me hace caer de espaldas, porque si no me agarra me caigo, ya que las piernas me temblaron
—¡Hola, mi gordis!
Era Él, era mi esposo, era Albert, estaba allí, estaba conmigo, estaba sintiendo su delicioso cuerpo, era su voz, su perfume, con razón, mi cuerpo reaccionó a su perfume, a su cuerpo, era el dueño de mi alma, de mi corazón de todo yo, seguí bailando muy feliz, su mano en mi cintura apretaba al disimulo y yo apretaba su hombro también, terminamos de bailar en silencio, regresamos a nuestros asientos en la barra
Amanda y Gerardo llegaron hasta la barra, la sonrisa de mi hermano corroboraba mis pensamientos, fue Él quien le dio la dirección de donde iba a estar, la chiquilla revoltosa se tomó su trago de un solo sorbo y me gritaba alegre mientras jaloneaba a mi hermano de nuevo a la pista
—¡Mira Lucy!, así se toma, vivaaa, vamos a bailar, mi amor
Lo que no preveía fue que justo Sarmiento llego a la barra y se situó a mi lado, entonces Albert viro su cabeza disimulando como si no me hubiera visto, el narco me pidió bailar conmigo, le acepte y fuimos hasta la pista para bailar, sin embargo, no era lo mismo, yo bailaba al son de la cumbia solo por divertirme, los ojos del narco me miraban alegres, su sonrisa delataba lo feliz que se encontraba conmigo a su lado, mientras yo en ese momento quería desaparecerlo, porque me alejo del amor de mi vida
Cuando la música termino no me soltó mi mano y me condujo de nuevo a nuestra mesa, yo estaba curiosa por ver a mi esposo, me senté y el narco a mi lado, me dijo que había pedido champaña para los dos, tome mi copa y me la tome de una sola vez, soltó un pequeño «wow», le brinde una sonrisa para alivianar la situación y no sospeche nada, se desvivía diciendo a cada momento
—¡Eres tan hermosa! Mira cómo me tienen envidia, ¡oh!, ahí viene Cortázar, es mi mayor proveedor, me imagino que quiere invitarte a bailar, si por mí fuera no quisiera que ni lo conocieras
Mire al mencionado Cortázar y era un hombre grande, muy alto, lo reconocí como uno de los más grandes apostadores de las peleas clandestinas, yo lo reconocí a Él y el idiota a mí, no, pero se notaba por su forma de caminar que es un patán, sin embargo, por mi mente se me cruzo una idea, iba a aprovechar el pedido de ese hombre para alejarme de Sarmiento y buscar con la mirada a mi esposo y tratar de acercarme evitando al narco que no se aguantaría que "su socio", me falte al respeto, sé que estas personas están acostumbradas a manosear a las mujeres y yo, pues, lo voy a dejar, con eso Sarmiento va a acercarse a defenderme y yo me voy a desaparecer en medio de la trifulca
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SIEMPRE MI SUMISO
Roman d'amour2da Parte de MI ESPOSO MI SUMISO. Ella infiltrada en las filas de un narco para engañarlo y lograr su captura, su esposo la espera con ansias y deseos de volver a ser sometido por ella, a pesar de ser un hombre dominante con las mujeres, solo su esp...