CAPITULO 21

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NARRA ALBERT GUZMÁN

Mike me había mencionado que iban a ir a una fiesta de disfraces, entonces vi que tendría la gran oportunidad de ver a mi esposa, a mi gordis, estaba feliz de eso, entonces me dio unas ideas para poder estar presente sin que nadie me reconociera, Luis preparo el terreno para que yo fuera, además de tenerme informado de todo lo que sucedería, además optamos por estacionarnos en otro sitio y que ese idiota de Sarmiento creyera que me engaño llevando por otro camino su mercancía y que yo quedara como un gran tonto

Debía hacerlo porque Luis y Mike me advirtieron de que dentro de mis filas existía un soplón, lo que no sabían era su identidad y eso me tenía por las ramas, no sabía cómo enterarme, ya había ideado un plan, sin embargo, dos veces nos evadieron, lo malo es que para movilizar a la gente, debo de dar órdenes a muchos oficiales y allí es cuando pierdo la noción de algún rastro para descubrir al soplón, ni siquiera los dos que están cerca de ese maldito saben quién es, mi cuñado no puede exponerse por nada del mundo

A veces regresaba a casa muy estresado cuando me enteraba de que se me escapaba de las manos lo que había planeado, llegaba entrada la noche, caminaba hasta la cocina para abrir la nevera y tomar algunas latas de cerveza para sentarme en la sala y encender la TV para ver alguna película, rumiaba lleno de coraje el hecho de perder mis esperanzas de agarrar de confiscar alguna mercancía de ese maldito idiota. Una noche recibí una llamada de Mike, conversamos largo y tendido, allí fue cuando me entere de la famosa fiesta de disfraces, me dio muchas ideas para que yo fuera, después

Luis me mandaba mensajes de la situación en que se encuentra mi gordis, no me gusto una vez en que pudo hablar directamente conmigo y me dijo que ella se había herido mientras estaba entrenando, le indague con curiosidad, porque la conozco y ella no se comporta agresiva sin motivo, cuando me dijo que ellos dos se había besado casi grito de la furia, Luis me pidió cordura que lo deje hablar, porque yo estaba como loco de solo imaginarme que ese hijo de puta la bese, además de que me estaba sintiendo decepcionado porque ella jamás lo hubiese permitido y yo me preguntaba ¿y ahora por qué dejo que otro hombre la besara?

Me contó que estaba vigilándolo todo a través de los prismáticos y los había visto juntos en la orilla del río, que noto algo raro y después el maldito beso, que eso le extraño de mi esposa, porque sabe muy bien el fastidio que le tiene, que otra cosa también le llamo la atención que no reacciono como Él se esperaba, porque no lo golpeo, sino que se subió al caballo y regreso para después encerrarse en ese sitio hermético y más tarde salir de allí toda llena de cortes y heridas sangrantes

Por mi mente se cruzó que quizá fue una equivocación, porque no podía pensar en otra cosa, mi gordis no hace nada agresivo sin motivo, estaba como loco sin poder saberlo todo, sin poder habar con ella, una noche había ingerido varias latas de cerveza y estaba ya con mi cabeza mal, recostado allí en ese sofá por mi mente pasaban imágenes de ellos dos besándose, mis puños muy apretados y balbuceando palabrotas en contra de ese aprovechado de mierda, amenazándolo de muerte

—Hijoooo de putaaaa, te maaaatoooo, ella es míiiiaaa, nadieee puede besarlaaaa, solo yoooo

Recuerdo que Erick se sentó a mi lado para preguntarme

—¿Qué paso?, ¿por qué dice que va a matar a ese hombre?, ¿quién la beso?

Lo miré a duras penas a sus ojos y responder en medio de mis vapores pero en voz baja

—Eeeerick, eseee maldito, besoooo a mi mujer, ¡la besoooo!, ¿teee imaginaaaas?, tocóoo sus laaaabioos

Me miraba atónito, sin embargo, me pidió en voz baja

—Vamos a su habitación, estas cosas nadie debe de saberlas, por favor, vamos arriba, los niños no deben escucharte

Quise seguir con mis reclamos, pero Erick me ayudo a levantarme y seguía pidiéndome por no decir suplicándome que hiciera silencio

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora