CAPITULO 3

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SIGUE NARRANDO ALBERT GUZMÁN

Recordé cuando hace casi quince días mis suegros llegaron a visitarme para tranquilizarme, porque me estaba descuidando de mis deberes, por estar pensando en ella, el General Núñez, hablaba conmigo, que le había pedido a Mike que venga a ayudarme, Él estaba en una misión allá en Arabia saudita, yo no paraba de revisar mi celular a cada momento, espiaba el GPS de Fanny, para saber siempre en donde se encontraba.

Escuchaba a mi suegro y a la vez observaba el celular, parecía maniaco, hasta que sentí un jalón y me lo quitaron de mis manos, iba a reclamar cuando me encontré con los ojos de mi suegro que me miraban con enojo y me hablo con voz fuerte.

—¡Basta Albert!, ¡basta!, deja ese maldito celular tranquilo, no está sola, tiene a Luis con ella, además Mike va a integrarse al equipo con ella

Lo observé con incredulidad y asombro e indagué

—¿Mike va... a unirse?, pero... ¿Cómo va a hacerlo?, ese Sarmiento es muy astuto y tiene ojos por todos lados

Entonces comencé a reclamarle

—¡Se va a dar cuenta!, va a poner en peligro a su hija, por Dios santo, general, ¡puedo perder a mi esposa!, a la madre de mis hijos, ¿acaso está loco?

Se levantó furioso conmigo para casi gritarme

—¡Yo sé lo que hago!, tengo todo planeado, todo lo hago pensando en todos los pro y los contras, es mi hija quien está allá y ahora va mi otro hijo, jamás los pondría en peligro

Me ordeno que me sentara y me tranquilizara, lo hice, sin embargo, no dejaba de mover mis piernas y mis manos, estaba nervioso, muy nervioso, la velada estuvo ya más tranquila, noté que mi suegra algo le estaba diciendo a Erick que el chico a cada momento asentía con su cabeza, me imagino que debe de ser cosas de los niños.

El general terminó de narrarme su plan muy bien elaborado que incluía a su otro hijo Mike, de cómo iba a presentarse ante ese narco de mierda, me pareció un buen plan, lástima que no podía abrazarlo de su regreso, pero va a darle una gran sorpresa a mi esposa cuando lo vea.

Fuimos a cenar, allí en cambio, mi suegra trataba de contar anécdotas que nos hacían reír, mis hijos estaban contentos con la visita de sus abuelitos maternos, cuando llego la hora de despedirse los abrazos y besos eran continuos, hasta que se fueron, mis hijos quedaron a mi lado abrazando mis piernas observando el auto de sus amados abuelitos alejarse, me agache para cargarlos unos momentos.

Salí de la mansión para recorrer un parque cercano, mis guardias nos siguieron dando vueltas el perímetro, a esa hora no había nadie por allí, jugué con ellos en los columpios, escuchándolos, reírse, jugamos pelota, hasta que nos cansamos, entonces vino Erick con un guardia y se los llevaron, no antes despedirse de mí ahogándome a besos, me quede allí parado solo bajo el cielo estrellado en compañía de dos de mis guardias.

Me senté en una de las bancas, miraba hacia el cielo añorando a mi gordis, estuve unos minutos después me levante para regresar a casa, fui a bañarme, a ponerme mi pijama, me acomode mi cabello un poco y me traslade a la habitación de mis hijos, toque la puerta y la voz de Erick me dijo que pasara que todavía no dormían.

Entre para abrazarlos, darles su besito de buenas noches, los acosté, se acomodaron y ambos me dijeron alegres

—Duerme bien papi, mi mami debe estar pensando en ti y en nosotros

—Te amamos papi, duerme bien

Me despedí de Erick y salí cerrando la puerta muy despacio, camine hasta mi habitación entre y cerré la puerta, seguí de largo para asomarme al balcón y admirar el cielo estrellado, eso hacíamos siempre antes de acostarnos para hacer el amor, se me salió una pequeña sonrisa de tranquilidad, pues el haberme enterado de que Mike ayudaría a mi esposa, me mantenía estable, sé que jamás permitiría que le sucediera algo malo a su hermana.

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora