CAPITULO 9

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SIGUE NARRANDO LUCY (ALTER EGO DE FANNY)

Sin denotar expresión alguna le indagué al narco, porque estaba con la curiosidad de saberlo

—¿Cómo la descubrió don Antonio?

Camino hasta estar cerca del prisionero con su malvada sonrisa y decir

—Es tan tonta que la descubrí acá afuera atrás de ese árbol mirando con unos binoculares, ¡qué estupidez!

Se dio vuelta para continuar burlándose mientras la miraba de vez en cuando

—Aquí hay muchos de mis hombres deambulando por toda la hacienda, la providencia me hizo que revisara las cámaras, fue cuando le preguntaste de qué si tenía algún cómplice aquí, entonces la vi, algo brillaba en ese árbol y le hice Zoom a la cámara y la descubrí que observaba hacia acá, ¿Qué casualidad verdad?

Se carcajeó para mencionar

—Ordené que la apresaran, hasta que yo bajara

Lo observé para preguntarle

—Don Antonio, ¿ya llamo a Julián para informarle?, porque debemos saber quien la recomendó o como fue que ella llegó a manos de Él y la trajera

Luis ingresaba en ese momento y me escucho, se señaló a sí mismo dándome a entender de que fue Él quien la recomendó, entonces planee que decir para sacarlo de apuros y seguí asegurando.

—Se me hace que engañaron hasta al que la recomendó, porque ese comandante es muy bueno en lo que hace, ¿no cree don Antonio?

El narco me miraba a ratos y después al hombre que ya lloraba musitando palabras de súplica, asustado mientras no dejaba de ver a la mujer allí tirada en el suelo boca abajo, ella solamente gemía porque no podía hablar, me agache para virarla para que pudiese mirar al supuesto hijo, sus ojos se tornaron asustadizos, entonces supuse que verdaderamente son madre e hijo.

Le saqué la cinta de embalaje y le pregunté

—¿Quién mierda te contrato?, además ¿este hombre es tu hijo?

Ella comenzó a vociferar sin quitar la mirada de encima del hombre

—¡Es mi hijo!, por favor, mátenme a mí, ¡a Él no, a Él, no!, es mi único hijo, yo... yo le obligué a que lo siguiera

La alcé con premura para sentarla frente a frente de su hijo que no dejaba de llorar, estaba esposada, pero ella no temblaba nada, lo único que hacía era no despegar la mirada del hombre, volví a preguntar.

—¿Guzmán te ordeno que te infiltraras aquí?

Ella respondió con voz fuerte

—¡Sí!, yo... yo solo estoy cumpliendo órdenes, mi hijo... Él solo está aquí... ¡Por mi culpa!, no debió hacerme caso

Volteo la mirada hacia el narco para suplicar

—Por favor, ¡no me lo mate!, Él... Él es solamente una víctima aquí, yo debo morir

La risa estridente del narco se escuchó allí adentro, para después ordenarme

—Lucy, ehm, ¿qué te parece si... le das unas caricias aquí a nuestro amigo, ah?

La mujer de inmediato suplicó

—¡No, por favor!, pégueme a mí, por favor, Carlos, mi amor

El hombre no tuvo tiempo de decir una sola palabra, porque le lancé un golpe al estómago que lo hizo arrodillarse del dolor, se quejaba mucho, esa mujer se removía en la silla con desesperación, pero estaba siendo apuntada con un arma en la cabeza por el narco que se carcajeaba viendo al pobre de Carlos sufriendo por mi golpe certero.

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora