CAPITULO 4

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Desperté con un poco de dolor de cabeza, pero recordé esa grandiosa noche de pasión con mi gordis, sonreí mientras miraba el cielo raso de mi habitación, me llegó el aroma a cerveza y recordé que había tomado con Erick, miré hacia la mesa y vi algunas latas encima, el bote de basura estaba lleno de latas y me pregunte en voz baja.

—¿Cuántas cervezas nos tomamos?, solo recuerdo que... que me sentí mareado y... ¿Qué paso?, yo solo sentí que estaba haciendo el amor con mi gordis

Me miré y estaba desnudo, sudado y olía a sexo, pero estaba solo en la habitación, la cama estaba desarreglada como si de verdad hubo un buen revolcón, porque cuando duermo yo casi ni me muevo en mi lecho, me levanté tratando de recordar que fue lo que sucedió en esa cama y mi cabeza únicamente me hacia ver a Fanny haciéndome el amor, solté un.

—¡Estoy volviéndome loco!, creo que me masturbe borracho, porque, ¿qué más podría haber sucedido?, bah, yo y mis pensamientos locos, creo que mi mente me hace jugarretas, la extraño tanto, que la sueño despierto, ¡Maldición!, como quisiera que ya se terminara esta maldita mierda

Recogí las sabanas, el edredón de la cama y los tiré al cesto de ropa sucia, entre al baño para darme una ducha y sacarme este olor y sudor de mi cuerpo, allá dentro seguía tratando de exigirle a mi mente que recordara algo de lo que paso afuera en la cama, pero nada de nada.

Salí con una toalla rodeando mi cintura y secándome el cabello con otra, me senté un momento para terminar de hacerlo, estaba con los ojos cerrados cuando tocaron la puerta, preguntando con la voz de la señora que cocina, está aquí desde que era jovencito. Su linda voz cariñosa se escuchó

—Señor Albert, ¿puedo pasar?

Le contesté afirmativamente, porque ya me había colocado mi bóxer y pues ella me conocía, la puerta se abrió dejándome ver a Carmen que traía una cara como si algo se guardara, cerro la puerta detrás de ella, yo seguí vistiéndome mientras ella se sentó en uno de los sofás, termine de ponerme la camisa, entonces me senté para acicalar mi cabello, y ella se levantó para decir.

—¡Espere un momento!, quiero decirle algo, pero déjeme ayudarle a peinarse, ¿se acuerda que antes lo hacía?, y deje de hacerlo desde que la señora Fanny llegó a esta casa

Comenzó a acicalarme y verla por el espejo, me hacía recordar a mi madre que le gustaba hacerlo, cerré mis ojos para disfrutarlo y escuché su voz.

—Señor Albert, yo estoy con una duda, por eso vine a hablar con usted, por la confianza que le tengo

Yo estaba extrañado de la actitud de Carmen, pero estaba con ansias de saber a lo que vino, no hable nada para dejarla que continúe.

—Bien, solo quería decirle que subí hace media hora, para avisarle a Erick que los niños estaban en el comedor preguntando por su nana como le dicen ellos y eso me extraño, porque Él duerme con los niños en la habitación, entonces subí para preguntarle y

Hizo un largo silencio que hizo que abriera mis ojos y mirarla por el espejo e indagar con curiosidad

—¿Y qué?

Su nerviosismo no me gustaba nada, pero solo esperaba su respuesta, cuando dejo el cepillo a un lado y soltó de un solo sopetón.

—Vi salir de aquí a Erick totalmente desnudo y se fue corriendo a la habitación de huéspedes

Abrí mi boca en una gran O y mis ojos se abrieron grande de la sorpresa y le repliqué

—¿Qué cosa?, de aquí y... ¿Desnudo?, ¿estás segura Carmen?

Me levanté para mirarla y ella me observaba hacia arriba porque ella es menudita y me asintió con la cabeza, miro hacia abajo mientras pensaba, entonces le pedí.

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora