SIEMPRE MI SUMISO

CAPITULO 20

Del baño salí ya más tranquila al haber ocultado ese moretón, vi a los tres se estaban riendo, llegue hasta ellos, pero pasándoles de largo y mencione

—Me voy, dijeron que íbamos a desayunar y están aquí chismorreando

El narco se acercó a mí lo más rápido que pudo y me pidió sonriente como si fuese una travesura

—Lucy, ehm, ¿puedo abrazarte? Es que quiero que todos me vean que somos novios, aquí en la hacienda no lo saben y yo, pues, quiero presumirte, además que... ¡Quiero decírselos a todos!

Me quedé sin moverme de repente, eso hizo que Sarmiento me observara a los ojos y preguntara

—¿Q... qué pasa?

Puse mis manos en la cintura a manera de jarra y Gerardo comenzó a carcajearse diciendo burlón

—Ahora si te toco el once Antonio, jajaja, se enojó tu novia, ajajajaja

El narco me miro para indagar extrañado

—¿Te enojaste?, pero, si no dije nada de malo, solo quiero que mis hombres no te vean como su igual, eres mi novia y eso te convierte prácticamente en la patrona, la jefa, no creo que por eso te enojes Lucy

Más se reía Gerardo, hasta que soltó unas palabras

—Vaya Antonio, eso no es, ¿no conoces a tu novia?, Uyuyuyyyy, ahora si te jodiste, jajajaja

Yo seguía mirándolo fijamente muy seria sin decir palabra alguna, entonces Sarmiento me hablo muy serio también tomándome de mis manos para acotar

—Lucy, yo en verdad te amo, no quiero que nadie tan siquiera se le cruce por la cabeza, tratar de molestarte, quiero que sepan que te amo, que... que eres mía, que a futuro puedes ser mi esposa

Antes de hablarle, cerré mis ojos y lance un largo suspiro y decir

—No me molesta que desees decírselo a todos, es simplemente otra cosa Antonio

Me miraba a los ojos indagando con dudas

—Entonces, ¿qué es?, porque de verdad que no entiendo nada

Con mi dedo índice lo fui acariciando su rostro para decir

—Pasa que debiste decírmelo a mí a solas, ¿no se supone que somos novios?, o quizá creas que, ¿soy de tu propiedad?, porque si somos novios debes hablar conmigo como pareja, ya que si vas a hacerlo como piensas, más parece que crees que yo te pertenezco y yo ¡no soy la mascota de nadie!

Me interrumpió para decirme

—No es eso, solo que yo quería hacerlo para poner barreras entre mis hombres, mis socios y todos los hombres del mundo de que eres mi novia

Me rei con gusto, era una risa sardónica y Él lo noto, porque su semblante cambio y me acoto

—Lo hago por mí, y por ellos, no porque te considere una mascota, es que te amo y... no quiero que nadie te moleste con insinuaciones ni nada

Mirándolo a los ojos, le sonreía de lado para exclamar

—Entiendo tus razones, lo que te equivocas es la manera en que te expresas querido (hice comillas con mis dedos) "novio", antes de cualquier decisión tuya, debiste hablar conmigo primero, explicarme los motivos, porque si les preguntas a estos dos, lo que me acabas de decir es justamente eso, de que soy tu propiedad, de que eres mi dueño

Miro a la pareja y los dos aseveraron mis palabras, hasta la malcriada se lo menciono

—Es cierto Antonio, en eso Lucy tiene razón, lo que me extraña es que no te haya golpeado todavía