CAPITULO 22

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Llegué a la fiesta ya con el antifaz colocado en compañía de una nueva oficial para despistar, Luis se había encargado de proporcionarnos invitaciones para ingresar, todo fue en forma natural, entramos y nos sentamos en una mesa para conversar, recorrí con la mirada todo el lugar y no la vi por ninguna parte, supuse de que todavía no llegaba a esa fiesta, baile dos veces con Guisell, cuando regresábamos a nuestra mesa la vi, era mi esposa que entraba del brazo de ese desgraciado narco, estaba preciosa, parecía una diva, Mike atrás de ella con esa flaca loca

Verla bailar con su hermano es espectacular, ambos se compaginan bien, fui a la barra para tomar un whisky, la vi que justamente venía hacia el sitio en donde estaba parado yo, me vire al disimulo, después la salude sonriendo, nos estrechamos las manos, ese corrientazo que sentí fue bello, que ganas de abrazarla, de apretujarla contra mí, pero no podía y debía aguantarme, la invite a bailar y me acepto, me le apegue mucho para decirle al oído "mi gordis", sentí que se estremeció al darse cuenta de que era yo con quien ella bailaba, fue hermoso

Terminamos de bailar ya en silencio regresamos a la barra y justo cuando iba a decirle algo, asomaron Mike y esa mujercita, después el estúpido del narco que se la llevo lejos de mi lado, yo me quede solo allí soltando maldiciones por dentro de mi ser, los miraba bailar y yo estaba rabioso de ver cómo la tocaba, espere unos minutos más, hasta que otro la saco a bailar, me levante y me aposte a la entrada de un pasillo que da a los baños y le hice una seña para que me buscara allá

Entré a un cubículo y estaba esperándola hasta que la vi que miraba para todos lados y la jale hacia dentro, ya estaba sin la máscara y la bese, carajo que la deseaba besar, la extrañaba carajo, ya después de un rato me pregunto la manera que hice para estar allí, que tenía miedo de que me reconocieran y le narre todo el plan, lo que no me esperaba es que la muy hambrienta se bajara de ese mesón de mármol y abrirme mi bragueta en donde estaba mi polla dura por las ganas que tenía en ese momento, me la saco y me la mamo hasta hacerme acabar en su boca no me dejo nada, me limpio con unos pañuelos húmedos

Tuvimos que separarnos para que nadie note que estuvimos juntos, le dije que se lavara la boca para que no oliera a mi semen, la moleste agarrándome mi polla y me sonreí. Salí atisbando que no haya nadie, entre al baño de al lado, orine y estaba lavándome las manos cuando escuche que llamaban a mi esposa, reconocí la voz de Sarmiento, agradecí a Dios que nos separamos a tiempo, estaba escuchándolo todo, hasta que decidí salir y debía cruzar frente a ese cubículo cuando veo al desgraciado arrodillado en una sola pierna y pidiéndole a mi esposa que sea su novia, me quede mirando a la espera de su respuesta y note que Fanny me vio

Guisell la oficial que me acompañó, salió del otro cubículo para mujeres tocándome el brazo y susurrándome «hay moros en la costa», se fue sin mirarme y yo comprendí que me estaban vigilando y tuve que irme sin saber qué paso allí dentro, al disimulo note que algunos de los hombres de Sarmiento me observaban, sin embargo, ya afuera me junte con Gisell y dejaron de mirarme, me senté en esa mesa, esperé a que regresaran y me levante para ir hacia ellos y pedí que bailara conmigo y ella aceptó

Mientras bailábamos le indague de lo que le dijo a ese idiota, me respondió que no le dio esperanzas, sin embargo, después me dijo que el desgraciado ese la agarro de sorpresa y la beso, tuve que contenerme, pero igual solté unas palabrotas en voz baja. Fanny trataba de que me calmara, le pedí que se cuidara que si yo me enteraba de que ese hijo de puta tratara de hacer algo más lo mataría, solo me pidió que saliera ya de ese lugar, que había notado que los hombres del narco me observaban mucho, al terminar la música le agradecí con un leve beso en el dorso de su mano y me regresé a la barra, para juntarme con Gisell que estaba también allí

Vi que volvió a bailar con su hermano, entonces le pedí a la oficial que mejor nos vamos y salimos de allí, regresamos al punto de encuentro que era la hacienda confiscada del narco que está escondido fuera del país como testigo protegido. Guisell se fue primero en una moto y después yo de la misma forma, solo que por dentro estaba furioso, porque ese maldito la había besado, había besado a mi esposa, la había tocado, quería matarlo, torturarlo, la brisa tocaba mi rostro, pero ni, aun así, refrescaba mi calentura que cargaba de la rabia

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora