CAPITULO 29

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NARRA ALBERT GUZMAN

Cuando llegue de mi trabajo me esperaba una gran noticia, mis hijos se lanzaron para saludarme, estaban felices, gritaban con alegría, casi no les entendía nada, hasta que Erick hablo con voz fuerte

—Los niños ganaron medallas de oro en atletismo, básquet y tenis, jajajaja

Enterarme de eso fue maravilloso, solo me entristecía que Fanny no estuviese presente para festejar con ella el gran logro de nuestros hijos. Carmen nos llamó para que fuésemos al comedor, allí estaba servido unos platos con Spaguettis, el favorito de mis hijos y mío, por supuesto, no dejamos nada, después trajo helados de chocolate con crema chantillí encima, también desapareció de la mesa. Terminamos y fuimos a la sala para ver una película de niños, eligieron Zootopia, al terminar yo sugerí a Carmen que se los llevara a su casa para que jueguen con sus nietos, porque conocía a mis hijos que les gustaba jugar con esos niños

Lo que no dije a nadie que tenía planes para esa noche y en esos planes estaba incluido Erick, anuncie a los guardias que les daba la noche libre y que solo se queden dos los que cuidaban la entrada. Asegure toda la casa, Erick comenzó a preguntarme ansioso porque yo no le había dicho nada, esto era una sorpresa

—¿Por qué se van los niños?, ¿qué pasa?, ¿Por qué les diste libre a los guardias?, ¿no crees que es peligroso?

Solo lo agarre desprevenido cargándolo hasta subir a mi habitación, la puerta estaba semiabierta, dentro estaba una mesa con una hielera y una botella de champaña con dos copas, una vela encendida en medio de la mesa. Lo bajé observando como reaccionaba con dulzura, se tapó su rostro con las manos para decir feliz

—Albert, está bello, ¿esto es... lo que creo?

Me miro risueño a lo que yo le exclame

—Sí, estoy festejando nuestra primera vez, la primera vez que me hiciste feliz

Recibí un gran abrazo seguido de un beso arrasador, un beso colmado de deseo, de amor, porque eso sentí que emanaba Erick para mí, sentí su amor, ese mismo amor que siento de mi esposa. Nos sentamos para celebrar con champaña, para brindar mencioné unas palabras

—Erick, cuando me dijiste que me amabas, comprendí todo lo que hiciste aquella vez en que lo hicimos por primera vez, después despertaste en mí ese deseo que no se apaga, que por más que he tratado, no se apaga

Él me observaba a los ojos con los suyos muy acuosos, yo seguía hablando

—Yo te quiero Erick, te quiero mucho y te deseo. Amor no puedo darte, porque mi corazón ya tiene dueña, sin embargo, hice esto para celebrar el estar juntos, porque lo queremos, porque lo deseamos, además yo... no puedo mentirte, no sé si sea capaz de alejarme de ti, cuando regrese Fanny

Me miro preocupado pero recalco

—Tú no podrás hacerlo, en cambio, yo... yo lo prometí, por ti, por ella y... más que todo, por los niños, por tus hijos, no quiero que sufran, no quiero que sepan que...

Sollozo un poco antes de continuar hablando

—¡Sniff, sniff!, No quiero que mis niños crean, que he dañado a sus papás, no quiero que me odien, yo los amo como te amo a ti

Le respondí alegre tomándole las manos

—Lo sé, eso lo sé, pero hoy quiero hacer algo sin testigos, sin nadie que nos vea. Quiero hacerlo por toda la casa, bueno acá arriba que no hay nadie, quiero poseerte, hacerte mío donde más pueda

Su semblante de felicidad me dio la respuesta, ni siquiera espere que me respondiera nada, porque lo levante para quedarnos frente a frente y comencé a desvestirlo y Él a mí, entre besos y caricias, quedamos desnudos. Lo besé con deseo, estaba en ese momento lleno de lujuria, no pensaba en nada, ni siquiera en mi esposa, quería disfrutar ese momento, porque sabía dentro de mí que ya estaba cerca el regreso de Fanny y quizá toda esta magia de sexo terminaría para siempre y deseaba aprovechar hasta el último momento

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora