CAPITULO 27

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Estuvimos unas horas allí, yo disfrutando, divirtiéndome tocando lo que tanto amo y Él sentado, aplaudiendo cada vez que terminaba de entonar una melodía, hasta que comenzó a bostezar y yo también. Me levanté y le dije que mejor subiéramos a dormir. Mientras subíamos por la escalera, el narco me pidió

—Lucy, ehm, ¿puedo acompañarte a dormir?

Me detuve al instante y lo miré a los ojos para replicar

—¿Qué tú qué?

Me hablo rápidamente

—No es que deseo acostarme a tu lado, eso no, solo que... si me dejas acompañarte y que cuando te duermas, yo me voy

Me reí como nunca, terminamos de subir la escalera, mientras caminábamos por el pasillo recalqué

—Antonio, lo que me pides es un absurdo, ¿Quién me asegura de que si me duermo, no te acostarás a mi lado?, así me lo jures o prometas, yo no te creería, mejor dejemos esto así y cada quien a su habitación

Escucharlo rezongar es lindo

—Yo solo quería que me dieras ese gusto, pero bueno, no me tienes ninguna confianza, me tendré que aguantar, además quería decirte que... todavía tengo en mi mente que talvez y... solo tal vez, yo si dormí en tu cama

Nos quedamos parados al pie de mi habitación y le mencioné

—Eso debió ser solamente un sueño Antonio, ya te lo dije, nada más fíjate en lo que me estás pidiendo, tu mente debió engañarte, fue solo tu imaginación, porque yo jamás permitiría que durmieras conmigo, como lo hago ahora

Me observaba con esos ojos tiernos, algo que creo que a nadie le hace, de verdad este idiota está enamorado de mí, sin embargo, no le voy a dar ninguna esperanza, hablo para pedirme algo

—¿Lucy, ehm, podemos darnos un besito de despedida?

Le sonreí, porque me está pidiendo algo que ya lo hicimos y muy profundamente allá abajo, pero, le asentí con a cabeza y se me acerco para besarme con toda la delicadeza del mundo, aunque fue muy despacio profundizando ese beso, ya no era un pequeño besito, se fue convirtiendo en un beso hambriento, lleno de deseo, de lujuria, lo deje porque me convenía dejarlo para tenerlo en mis manos, lo malo de esto es, que me comenzó a gustar

Aprovecho apretándome con sus brazos, me estaba, devorando muy delicioso, no puedo mentir, aunque la razón me pudo y yo terminé con el beso, lo empuje un poco para decir

—¡Basta, Antonio!, solo era un beso de despedida, ya quiero irme a dormir

Su mirada de decepción era para mí, divertida, me exclamó

—Yo creí que... no, tienes razón, hasta mañana, mi amor

Le respondí risueña

—Hasta mañana

Se alejó muy despacio rumbo a su habitación, algunas veces miraba hacia atrás y con la mano se despedía, abrió su puerta y entro, yo después ingresé cerrando la puerta con seguro, por si acaso. Estaba por entrar al baño, cuando camine hasta donde estaba una silla, la tome y la puse como soporte por si acaso se le ocurriera querer entrar aprovechándose de que yo estoy dormida. Porque Él es dueño de esta casa y se me supone que el muy bandido debe de tener llave

Me di una ducha y me acosté a dormir, aunque las luces del nuevo amanecer se denotaban afuera, sin embargo, me acosté, antes deje puesta la alarma. Cuando me desperté por la ventana ingresaban muy fuertes los rayos del sol, me estire bastante con pereza y me levante, fui a hacer lo mío en el baño, para después de asearme, ponerme mi ropa de trabajo. Abrí la puerta y que me encuentro con Gerardo solo, le hable con cuidado

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora