CAPITULO 38

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NARRA LUCY (Alter ego de Fanny)

Cuando abrí mis ojos el sol ingresaba por la ventana, me estire y bostece mucho, la verdad es que tenía una gran pereza, sin embargo, debía trabajar porque para eso vine aquí. Me di un buen baño, me alisté usando mi ropa de trabajo, esa me encanta, al salir de mi habitación me encontré con Gerardo y Amanda, en pijama ni siquiera se habían cambiado y yo hablé

—Oigan, ustedes dos perezosos, ¿van a bajar así como están?

Amanda respondió todavía con modorra

—Nosotros no tenemos que trabajar, me dio hambre, así que vamos a desayunar y después regresamos a dormir, ¿verdad mi amor? —dijo esto mirando a Gerardo que exclamo

—Yo solamente le cumplo los deseos de mi corazoncito, mmmm

Cuando llegamos a la habitación de Antonio nos miramos con dudas, ya que no se escuchaba nada, ningún movimiento, procedí a abrir la puerta en forma muy sutil, entre un poco entonces note el bulto en la cama, mire a ambos diciendo en voz baja

—Está dormido, dejémoslo, vamos nosotros a desayunar, yo quiero ir a visitar a mi caballo, no he montado a Luciano por muchos días

Cerré la puerta de la misma manera, bajamos todos al comedor para desayunar, después los perezosos volvieron a subir la escalera para irse a dormir nuevamente. Yo fui a las caballerizas, salude a los peones y busque a Luciano, no lo encontré en su lugar, le pregunte al caballerango y me informo que estaba pastando junto con otros caballos. Salí para buscarlo, camine bastante hasta que lo hallé, estaba pastando, me acerque y al verme troto hasta mí y lo acaricie, lo monte y comenzamos a trotar, después a galopar, la brisa matinal se sentía glorioso, al llegar al riachuelo me baje de Luciano, lo deje libre para que siga pastando, me senté en una roca para mirar el correr del agua

Por mi mente comenzaron a pasar escenas de mi vida con Albert, los recuerdos de cuando nos conocimos, lo que se atrevió a cambiarme de ropa cuando todavía era una novata, ni siquiera éramos novios, sonreí de forma inmediata, escuche un leve ruido yeso me puso alerta, aunque recibí un mensaje y era Luis que me decía que estaba cerca que deseaba hablar conmigo. Espere unos minutos hasta que lo vi, nos sentamos al pie de un árbol y comenzó a hablar

—Su padre me llamo para decirme que su padrino viene de visita, para mí esto es muy peligroso, Él la va a reconocer aunque esté disfrazada

Le contesté que ya lo sabía y que además viene trayendo a dos hombres que están obsesionados conmigo, que eso es lo que más me preocupa. Luis me dio su celular con un video que mi papá me había enviado con instrucciones para la visita. Al verlo completo entendí todo y Luis me mostró, otro que era, en cambio, de mi padrino, Él me explicaba los motivos por los que venía a visitar al narco, las dudas de esa mierda de Zaragoza, la visita de Amín y lo que le había dicho, eso me puso muy alerta y hablamos mucho con Luis para coordinarlo todo, además le dije lo que sucedió con Francis, entonces exclamo atribulado

—Ya esto no me está gustando nada, las cosas se están complicando mucho, esto es una prueba de fuego, oh y hoy me enteré de que el comandante ya está en casa, se siente mucho mejor pero todavía necesita cuidados

Eso, alegro mi corazón, aunque estén complicadas las cosas por acá. Se levantó para irse porque me dijo que no era nada sano que nos vieran juntos, que Julián le había conversado lo de mi parecido con la esposa del comandante, pero que también se había reído al compararnos, a mí me conocía como Beibilú la luchadora clandestina y le había dicho que esa riquilla no se comparaba en nada conmigo. Por ese lado estaba tranquila. Por ahora ya debía regresar porque Sarmiento ya debe de haberse levantado.

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora