SIEMPRE MI SUMISO

CAPITULO 15

Estaba tirada en la cama descansando, solo me había quedado puestas las medias, Luis me había mandado un mensaje de que descubrió las nuevas rutas, pero se las ha dado a mi esposo de una en una dejando un cierto lapso de tiempo para que el narco no sospeche, después de leer los mensajes siempre procuraba eliminar esos mensajes, por si acaso y no dejar pruebas en contra de Él.

Tocaron a la puerta y después me llamaron, era la voz de narco

—Lucy, ¿se puede entrar?

Le contesté con un "pase", la puerta se abrió mientras yo me sentaba recostándome en el espaldar de la cama, vi que entraba trayendo a Julián a su lado casi arrastrándolo, lo había golpeado, estaba con golpes en el rostro y con sangre, lo tiro al suelo y le ordeno.

—Dile a Lucy, ¿Quién mierda le mando esa maldita pulsera de diamantes?

Julián a duras penas pudo hablar

—Y... yooo, fue mi... idea

El narco me inquirió

—Lo traje para que Él mismo te lo diga, Lucy, yo nunca te mande esa pulsera, tú ya me lo habías advertido y yo no hubiese hecho eso, estoy trabajando para ganarme tu corazón y no iba a cometer tamaña estupidez, así que a este lo castigue, por entrometido

Me levanté para mirarlo de frente y acotar

—Don Antonio, ¿no cree que se le pasó la mano con Julián?, no cree usted que si Él se atrevió a traerme ese regalo en su nombre, fue... porque lo aprecia y a lo mejor quería que ¿yo me complaciera con ese regalo?, ya que creyó que al ser mujer me dejaría llevar de la vanidad

Él me escuchaba sin decir nada, solo me tenía clavada su mirada mientras le hablaba

—Yo creo que... en vez de castigarlo, debería agradecerle de sus intenciones por ayudarlo (le tome del brazo a Julián para ayudarlo a pararse), déjelo que vaya a curarse y que descanse, con Él no estoy enojada, más bien estoy agradecida de que tuviera el valor y la lealtad para con usted, lo hizo porque lo aprecia, ya que lo admira, lo hizo por amistad

Sarmiento me escuchaba y estaba bocabierta, ayude a caminar a Julián hasta ponerlo frente al narco y le pedí a Sarmiento.

—¡Perdónelo! Y dígale que descanse, dese cuenta de que Julián es alguien incondicional con usted

Hablo con Julián pidiendo

—Julián, te perdono, lo hiciste por ayudarme y... y eso lo aprecio mucho, aunque casi me cuesta perder todo lo que he ganado con Lucy, sin embargo, aprecio tus buenas intenciones, por ahora anda a descansar

Llamo a sus hombres que estaban afuera para que ayudaran a su mano derecha y se lo llevaran, entraron y se lo llevaron muy despacio, en mi habitación nos quedamos Sarmiento y yo, entonces cerro la puerta, se me acerco y me pregunto.

—¿Por qué?, ¿Por qué Él si pudo darte algo y no te enojaste?, pero si yo... si yo lo hago es un pecado, te enojas, te enfureces

Lancé un resoplido de suficiencia para acotar sarcástica

—¿No cree que me está haciendo una pregunta retórica?, Julián no anda tras estos huesitos, en cambio, si hubiese sido usted, eso ya es otra cuestión, a pesar de que usted lo sabe muy bien y trata de evitar esta clase de situaciones, ¿o me equivoco?

Se sentó al filo de la cama para recalcar

—Tienes razón, me lo dijiste a mí, por eso cuido de hacer lo que generalmente se hace cuando se quiere enamorar a una mujer, trato de adivinar que es lo que deseas, aunque para mí es una batalla campal, porque no sé qué es lo que quieres de mí, sin embargo, me he fijado una meta y es conquistarte