CAPITULO 28

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Por dentro mis alarmas se dispararon locas, sin embargo, guarde compostura y pregunte curiosa

—La esposa de ese hombre y ¿tú la conoces?

Él me dijo que no, pero que Cortázar tenía unas fotos que su padre había tenido escondidas en donde Él vivía con su madre, que las había visto, pero que casi no se notaba el rostro de ella, que Él las había revisado, pero estaba seguro de que no era yo, porque ella tenía largo su cabello, que tenía distinción, entones me miro a los ojos para decir consternado

—Ehm, no quiero decir que no tengas distinción, sin embargo, no creo que alguna vez tuvieses la suerte de tener el dinero que esa gente posee, porque los padres son adinerados y tú, pues, sin ánimo de ofender, eres igual a mí, como cuando era pequeño. Cuando mi abuela me trajo a vivir con ella conocí lo que es el lujo

Le sonreí diciendo

—Yo jamás tuve suerte, por eso me dediqué a las peleas, porque comencé a trabajar estibando sacos de café y pues me di cuenta de que estaba agarrando fuerza y practicando, fui dándome cuenta de que podía pelear y ya ves, ¡paoooo!, golpe triunfal, jajajajaja

Nos reímos, seguimos conversando como si nada, hasta que me toco el mentón diciendo

—Te amo, solo espero que... también me ames

Me acosté para decir divertida

—A veces me he preguntado Antonio, si hiciera una apuesta contigo, ¿la aceptarías?

Su rostro se contrajo para contestar

—¿Apuesta de qué?

—Hagamos una carrera desde este árbol, hasta allá en esa colina, si ganas tienes el derecho de besarme y... de dormir hoy en la noche en la cama conmigo y si pierdes te doy un golpe en el estómago

Yo lo observaba que lo estaba pensando y yo por dentro estaba preocupada, hice esto para que olvidara lo que ese idiota de Cortázar le había dicho que yo me parecía a la esposa de Guzmán. Además, que no quise ahondar nada para no ponerle alerta, más tarde continuaría indagando lo que conversaron y demás. Sarmiento me contesto

—Acepto, estoy seguro de que te voy a ganar, jajajaja, ya quiero besarte y dormir contigo

Gerardo alcanzó a escuchar y reclamo mientras nos montábamos en los caballos

—¿Qué cosa?, dormir en la cama de quién, ¿Qué van a hacer ustedes dos?

No le contestamos porque comencé a contar hasta tres y grite: "ahora"

Salimos a toda velocidad, el viento golpeaba nuestros rostros, yo me reía como loca y Antonio azuzaba a su alazán, en cambio, yo ya tenía un plan, ya estando cerca de la meta, me alce cuál jockey, dejando libre al caballo para correr a toda velocidad y gane, más adelante Luciano bajo la velocidad y se quedó quieto, Sarmiento llego después riéndose y diciendo

—No es justo, ¿Dónde aprendiste a hacer eso?, parecías esos que salen en los hipódromos

Solo lo miré risueña diciendo

—Cuando uno es pobre, va por la vida trabajando en lo que sea, jajaja, así que gane, a ver, quiero mi premio

Un poco molesto se acercó para alzar los brazos esperando el golpe, cerro sus ojos, entonces que en verdad le lanzo un golpe con fuerza, se arrodilló por el dolor, se quejaba porque yo sé que lo hice con mucha fuerza. Estando allí lo empujé hacia atrás para que se acueste en la hierba y me le monte para besarlo, en ese momento, también me beso, yo al disimulo le oprimía el estómago y soltaba un quejido, pero como yo estaba besándolo se aguantaba, en los otros caballos llegaron la pareja, sentí la miraba enojada de mi hermano, pero no me importa, todo esto tiene un motivo

SIEMPRE MI SUMISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora