Capítulo 10

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Finalmente llegamos a la mansión del barón Kelvin, se veía lúgubre y bastante silenciosa.

—¿Segura de que entrará con nosotros? —preguntó el conde—. Puede esperar afuera si lo desea.

—¿No me trajo para ver las atrocidades que conlleva estar en su organización? —respondí—. Yo estaré bien.

El conde me miró impresionado, supongo que no había muchas chicas dispuestas a ver este tipo de situaciones.

—De acuerdo, entonces entremos.

El mayordomo abrió las puertas de la mansión y soltaron un agudo chirrido.

—Sea bienvenido a nuestra morada —dijo una voz—. Y trajo a una invitada, sea bienvenida señorita.

Bien... esto será interesante.

—Esperábamos su llegada —continuó—. Conde Phantomhive.

—Joker —siseó el conde.

—Adelante por favor.

Caminé al lado del conde con un paso firme y seguro, no era momento de titubear o verme débil ante lo que sea que estuviéramos por vivir.

Joker chasqueó los dedos y las velas del vestíbulo se encendieron, dejando ver cuerpos colgadas del techo.

Son muñecas...

Todo el recorrido por la mansión era sepulcral, se sentía un oscuro ambiente, te oprimía el pecho de la incertidumbre.

—¿Qué debo hacer? —susurró el mayordomo—. ¿Debo matarlo y rescatar a los niños?

—Aguarda, antes de actuar lo primero es confirmar que los niños siguen con vida —respondió el conde—. Además debemos describir los motivos antes de reportarlo con la reina.

—Como usted ordene.

—Nadie creería que un niño como tú es el perro guardián de la reina —intervino Joker—. Tú si has sufrido Smile, y has arrastrado a Happy contigo.

—Soy el conde Ciel Phantomhive —decretó—. Y la duquesa es perfectamente capaz de saber en lo que se está involucrando, además... un simple sirviente se dirigirá a nosotros con propiedad.

—Como sea, ustedes son nobles.

Finalmente, llegamos a una gran habitación.

—La cena está servida.

Entramos al comedor y tomamos asiento, la mesa estaba puesta como si fuera a haber un festín para nosotros, platos hechos de la más fina de las platas, y cubiertos perfectamente pulidos.

—En verdad viniste, conde Phantomhive —dijo un hombre encubierto de vendas—. ¡Y trajiste a la duquesa de Helston!

Reprimí mi sorpresa al escuchar que el hombre sabía de mí.

—¡Esto es como un sueño! —continuó—. ¡Estar cerca de ustedes! Estoy avergonzado por presentarme ante ustedes con esta apariencia.

—¿Usted es... el barón Kelvin?

—Así es, pero no seamos tan formales —respondió—. He preparado esto para ti, ¡y qué mejor que esta bella señorita lo pueda disfrutar también!

Por la puerta entraron varios niños con la comida lista para servirse, mientras que Joker cargaba consigo una botella de vino.

—El vino es de la cosecha de mil ochocientos setenta y cinco —explicó—. El mismo año que naciste, ¡y el mismo año que nació la duquesa!

Sebastian tomó de la copa del conde y comprobó que no estuviera envenenado.

—No necesitas catarlo, no pretendo ingerir nada que haya servido una rata como él —espetó el conde—. No vine para eso.

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora