Amarte en la oscuridad | Ciel Phantomhive

Capítulo 18

—Joven amo, la situación se ha complicado más de lo que pensamos —dijo Sebastian.

—¡Complicado apenas lo describe! —gritó el conde—, ¡uno de esos monstruos resultó ser un problema!

—El terror será diez veces mayor...

De inmediato pensé en mis sirvientes, me alegraba que Harriet no esté aquí para presenciar estas atrocidades, de cualquier modo, existe un protocolo que ella activará en caso de que un duque o duquesa fallezca antes de los 35 años, y yo no sería la excepción, más aún cuando decidí formar parte de los aristócratas del mal.

—Esos engendros ahora están causando terror en el barco —deduje—, conde, Lizzy y su familia están allá arriba.

—Tiene razón... Sebastian, ve a buscar a la tía y los demás y llévalos a un lugar seguro —ordenó el conde—, no comentes nada sobre el paradero de la duquesa.

—Joven amo, ¿y ustedes?

—Sólo te retrasaríamos —respondió—, la duquesa y yo tenemos armas, con eso nos protegeremos.

Sentía como Snake me miraba con curiosidad.

—Cuando los hayas asegurado, regresa de inmediato por nosotros.

—Como ordene, joven amo.

Vimos a Sebastian irse y le apuntamos con las armas al doctor, mientras que una larga y aterradora serpiente lo estrujaba con fuerza.

—Muy bien ¿qué tal si me lo explicas todo? —preguntó el conde—, y abrevia, doctor, no soy alguien paciente.

—Primero que nada ¿cómo podemos ocuparnos de esas cosas? —quise saber.

El doctor nos miró confundido.

—Nadie en su sano juicio transporta algo tan peligroso sin un medio para contenerlos —expliqué—, debe de haber otro método para detenerlos, además de volarles la cabeza.

—Hay... hay otro método, pero... —titubeó—, tenemos un aparato especial que puede inmovilizar a los pacientes de la salvación perfecta, mediante el uso de ondas subsónicas.

—¿Y dónde se encuentra ese artefacto? —pregunté.

—En mi camarote, en primera clase.

—Llévanos ahí —ordenó el conde.

Aún no sabía si sería capaz de dispararle a alguien en caso de que no estuviera mi vida o la del conde en riesgo, podía ver como el conde sin titubear tocaba con la punta de su pistola a la cabeza del doctor Stoker a modo de amenaza; pero yo no sabía si alguna vez podría hacer lo mismo.

—¡De acuerdo!

Mientras caminábamos al cuarto de las calderas, donde según el doctor había un elevador que podríamos usar para llegar a su camarote, el conde usó ese tiempo para saber más sobre esta situación.

—Otra pregunta ¿por qué se mueven los cadáveres?

—Todos estos pacientes tienen un receptor en sus cráneos que les fue implantado mediante cirugía —respondió el doctor—, el aparato les envía pequeños impulsos eléctricos que estimulan sus músculos, así, el cuerpo recupera la facultad de moverse y la salud que disfrutaban en vida, es decir...

—Suficiente —espetó el conde—, ¿de verdad puedes llamar a eso resurrección?

—Entonces ¿cuál es el objetivo de llevar estos experimentos fallidos a América? —intervine.

—No puedo hablar de ello.

—Por supuesto —dijo el conde—, ¿entonces deseas que te obsequie un agujero para un enorme arete?