Capítulo 62

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** Flashback **

Estornudé y me limpié la nariz.

—Temo que tiene un resfriado excelencia —dijo Harriet—. Debo insistir en que descanse y tome el medicamento prescrito.

—Estoy bien Harriet, aún tengo que terminar los bocetos para la colección de invierno —objeté—. Tomaré el medicamento cuando haya terminado el catálogo.

Me levanté para buscar otro material de dibujo, pero en el intento tropecé con la pata de mi escritorio y justo cuando iba cayendo al suelo mi ama de llaves me sostuvo.

—No aceptaré más excusas excelencia —me dijo—. Estará en reposo hasta que yo lo indique.

Me dejé caer sobre su regazo y asentí levemente.

—De acuerdo...

Me cargó con suavidad y con la vista borrosa vi que se dirigía al teléfono de mi estudio.

—No vayas a... llamar al conde...

—¿Sí? Señor Michaelis, habla la señora Brooke —anunció—. La duquesa se ha contagiado de un resfriado, pensé que su esposo, el conde Phantomhive debería saberlo.

No alcancé a escuchar lo que Sebastian le respondió a Harriet.

Colgó el teléfono y asintió segura, Harriet también sabía de la naturaleza demoniaca de Sebastian, fue muy fácil para ella deducir que como sirviente no era capaz de hacer sus actividades a esa velocidad y perfección sin toda la experiencia que ella había tenido toda su vida.

—La llevaré a su habitación excelencia —me dijo—. Su esposo no debe tardar en llegar.

Solo se va a preocupar demasiado...

(...)

Mientras descansaba un poco en mi cama, escuché que alguien tocaba la puerta, así que mi ama de llaves fue a abrir.

—Conde Phantomhive, pase por favor.

Escuché sus pasos apresurados sonar en el suelo.

—Lexie, ¿cómo te sientes? —me preguntó de inmediato—. ¿Te duele el pecho? ¿Y tu temperatura?

—Treinta y nueve grados fue lo que indicó el termómetro —respondió Harriet.

—Estoy bien... solo es un resfriado —me excusé—. Se preocupan por nada.

—No digas esas cosas, tu salud es muy importante para mí —objetó—. Voy a cambiarte ¿de acuerdo?

Asentí despacio.

—Conde Phantomhive, dejo a mi ama y señora en sus manos, le pido por favor que cuide de ella —le dijo Harriet al conde—. Estaré en la cocina en caso de que necesite algo, y le agradezco que haya llegado tan rápido, la duquesa merece el mejor de los cuidados.

—Cuidaré de ella con todo el amor y cariño que se merece —aseguró—. Los demás sirvientes llegarán en una hora o dos, ¿podría pedirle que los recibiera?

—Será todo un honor, el señor Michaelis hizo un gran trabajo.

La vi inclinarse y salió de mi habitación.

Volví a estornudar y me recargué en el conde.

—Déjeme ir por su camisón —me dijo—. Tiene que descansar.

Me recostó suavemente en la cama y escuché que el conde sacaba varias cosas de mi armario.

Después de unos minutos me quitó con delicadeza el vestido que llevaba puesto y lo cambió por una ropa más cómoda, hizo la cama y de inmediato comencé a relajarme.

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora