Capítulo 11

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—Disculpen, aquí están los extras.

Todos nos giramos en dirección a la persona que estaba entrando a la sala.

El doctor del circo.

—¿Eh? —preguntó sorprendido—. Ustedes son... Black, Smile y Happy, ya veo...

El doctor se levantó de su silla de ruedas.

—Entonces lo que dijo Joker era cierto —continuó—. Pero eso es peor porque al perro guardián de la reina no puedes comprarlo con dinero, como a la policía.

—Doctor... sus piernas... —gimió Joker—. Puede andar.

—¿Piernas? No hay nigua problema con ellas —dijo risueño—. Los chicos como ustedes no confiarían tanto en mí si no pareciera un inválido.

Otro mentiroso...

—¡Barón Kelvin! —exclamó preocupado—. Ah... esto no tiene arreglo, y tan difícil que es encontrar un patrocinador que entienda mis ideales.

—¿Ideales? —pregunté.

—En efecto, mi objetivo siempre ha sido crear la prótesis perfecta —declaró—. ¡Y al fin, al encontrar los materiales adecuados, logré crear mi obra maestra!

El hombre parecía fascinado al hablar de su creación, como si se tratara de algo inédito que todo el mundo debe conocer.

—Más ligera que la madera, pero más resistente y flexible, mejor que las hechas de cerámica —continuó—. He logrado crear lo que nadie más ha podido, el problema es reunir los materiales adecuados.

—Cierto —concedió Sebastian—. Las prótesis que usted crea tienen un encanto que me resulta familiar, diría que son semejantes a la porcelana china.

Porcelana china... un material suave al tacto y bastante fino, fácil de romperse, pero es un material refinado... un material que se asemeje a la porcelana...

—¡Oh, Black tú sí comprendes su belleza! ¡Pero no lo digas de esa forma! —dijo emocionado—. Me gustaría que no compararas mi trabajo con la vulgar porcelana china hecha con huesos de ganado.

Aguarda... no es posible...

—Entonces, los materiales adecuados a los que se refería...

—El barón me los proveía.

Sentí por un instante el sabor amargo de la bilis en mi garganta.

Huesos humanos... las prótesis están hechas de huesos de niños...

—Nos evita lo complicado de deshacernos de ellos —explicó—. ¿No les parece una forma creativa de reciclar?

Me giré para ver al conde, estaba igual de impactado que yo, nadie cuerdo, incluso aunque estés en la organización especial de la reina, podría imaginarse una aberración como esta.

Detrás de nosotros Joker gritó con fuerza.

—¿Qu... qué cree que... somos?

—Siempre reaccionan igual —dijo desanimado—. Mientras no sepan la verdad, todo el mundo alaba mis creaciones.

Era inquietante la naturalidad y la serenidad con la que este hombre nos contaba lo más bizarro que yo pudiera haber escuchado, nadie me pudo haber preparado para esto, jamás.

Mientras escuchábamos con atención al doctor este comenzaba a sacar a una pequeña niña de una jaula, la niña se veía igual que el chico del león, sin expresión alguna en su rostro.

—Pero el barón era diferente —declaró—. Gracias a su pasión por la belleza, me proveía de los ingredientes necesarios, un patrocinador ideal.

No podía expresar con palabras todo lo que estaba sintiendo en este momento.

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora