Capítulo 42

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Pasaron dos días y el momento de una de las fiestas más grandes que Helston podía ofrecer llegó.

—Duquesa —saludó el conde.

—Conde —imité—. Qué alegría que me haya podido acompañar.

—Es un placer disfrutar de estas festividades con usted —respondió—. Dígame, ¿qué se hace en esta fiesta?

—El pueblo escoge un lugar para poder preparar toda la celebración, donde se hacen concursos de comida y muchas actividades recreativas para los más pequeños —expliqué—. Los adultos disfrutan de hacer negocios en estas celebraciones, según una leyenda, los negocios hechos en las fiestas de Helston son los más fructíferos del año.

—Ya veo... qué interesante leyenda.

—También hay un baile de apertura —continué—. Como jefa de la familia Hastings y duquesa de Helston es mi deber hacer el primer baile.

—No diga más, seré su pareja en este baile.

Sonreí emocionada y tomé su brazo.

—Entonces vamos a inaugurar la fiesta.

Los sirvientes levantaron la cortina y el conde y yo salimos a saludar al pueblo.

—¡Excelencia!

—¡Duquesa muchas gracias por su apoyo!

—¡Qué hermosa es!

Corriendo hacia nosotros estaba el niño que había sido elegido para darme el arreglo floral que se daba cada año en esta fiesta. Me agaché para poder recibir el obsequio e hizo una graciosa reverencia.

—¿Cuál es tu nombre? —le pregunté.

—Soy Thomas —respondió.

Le sonreí.

—Gracias por el obsequio Thomas —le dije.

Me agaché un poco y le di un beso en la frente, el niño me miró emocionado y salió corriendo. Seguimos caminado hasta la pista de baile y los músicos comenzaron a tocar.

—Nunca hemos bailado en público —le susurré dando la primera vuelta.

—Que sea ante la gente que depende de usted lo hace más especial —respondió.

Sonreí apenada y el conde se aferró con un poco más de fuerza a mi cintura.

La última vez que había visto al conde bailar, fue cuando Lizzy organizó el baile en su mansión, y él había bailado con mi amiga. Pero esta vez era yo la que bailaba a su lado, y la sonrisa pícara que él tenía en el rostro no tenía comparación, yo esperaba que pudiera disfrutar una de mis cosas favoritas de ser la duquesa de Helston.

Al poco tiempo las demás parejas se unieron al baile y comenzaron a rodearnos, podía ver en el rostro del conde que a pesar de estar intrigado por lo que pasaba alrededor no cambiaba mucho su semblante, se empeñaba mucho en mantener su estatus enfrente de mi gente.

La música cesó y los aplausos ocuparon su lugar, los grandes gritos y las emocionantes ovaciones llenaron el lugar, ambos hicimos una reverencia y proseguimos a recorrer toda la feria. Había vendedores con manzanas decoradas, comida deliciosa preparada por los lugareños, y muchos juegos para los niños de mis tierras.

—¡Lexie!

Uno de los niños de la mujer embarazada que había atendido hace unos meses corrió hacia nosotros para abrazarme.

—Hola Katherine —saludé—. ¿Cómo estás? ¿Y tus hermanos?

—¡Estoy muy bien! —chilló—. ¿Quién es este niño de aquí?

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora