Capítulo 43

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—¿Salón de música Sphere? —preguntó el mayordomo.

—¿Qué opinan sus conexiones, duquesa?

—Mis contactos tienen la misma información —respondí—. Con más detalle podría decir que se trata de una fiesta llena de luz y alegría, donde se puede pasar un tiempo agradable.

—¡Ciel!

El hermano de Lizzy apareció en el estadio bastante agitado y con la voz temblorosa, tenía un semblante bastante preocupado.

—Alexandra... ¿qué...

—Está aquí por negocios —respondió el conde—. Más importante, ¿qué sucede? Estás demasiado agitado.

—Li... ¡Lizzy ha... huido de casa!

El conde y el mayordomo no pudieron ocultar su sorpresa, yo estaba completamente desconcertada, conocía a Lizzy de toda la vida, y sabía que ella no era de las personas de huían de esa manera.

—¡Si yo no la hubiera llevado nunca a ese lugar...! —comenzó a decir—. ¿Pero por qué alguien tan alegre como Lizzy...?

—Lord Edward, por favor, tranquilícese —le pedí.

Para mi sorpresa, el hermano de Lizzy me abrazó con fuerza, la mayor parte del tiempo siempre guardábamos cierta distancia, pero le había tomado mucho cariño con el tiempo, ya que nuestras familias eran muy amigas y siempre había convivido con él desde niña, pero esta era la primera vez que me abrazaba, y era la primera vez que lo veía preocupado en extremo.

No hacía falta decir que podía sentir los celos del conde respirarme en la nuca, y ver como una amenaza aquel acto de cariño. Con un poco de miedo coloqué mis manos en su espalda y le devolví el abrazo.

—No te agobies de esta manera —le dije—. Haré todo en mi poder para hablar con ella.

(...)

—Hace más o menos un mes... repentinamente, el superior Greenhill apareció para darme una invitación —nos contó—. Una invitación para cierta reunión... a la que asisten muchas personas variadas, no hay nada inusual en esa reunión, de hecho, es muy divertida.

Eso lo confirmaré por mi cuenta.

—Un día, accedí a los deseos de mi hermanita de llevarla conmigo a la siguiente reunión —continuó—. Pero entonces...

Lizzy había consultado al adivino de aquella reunión, que le había dicho que sentía mucha preocupación por un familiar que antes fue su prometido, había adivinado su gran fascinación a la ropa y la moda y había hecho muchas deducciones más que eran acertadas.

Incluso había mencionado a cierta dama de alta alcurnia que siempre velaba por su bienestar, una persona que siempre veía por el bienestar de los demás. Y con más frecuencia Lizzy dejó de ir a casa los sábados.

—Poco después comprendí que fue lo que sucedió —recordó—. Lizzy estaba yendo a esa reunión todas las semanas, y esa reunión tiene lugar en...

—El salón de música Sphere —finalizó el conde.

—¿Por qué conoces ese nombre? —preguntó sorprendido.

El conde le explicó las órdenes que tenía de la reina, y a pesar de que no era ningún secreto que él era el perro guardián de la reina, nadie sabía que no pertenecía a los aristócratas del mal, ni siquiera Lizzy lo sabía, era una petición que yo le había solicitado al conde.

—No creo que Lizzy se haya escapado de casa solamente para que el adivino le leyera la fortuna —intervine—. Al parecer no se trata solamente de una divertida reunión.

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora