Capítulo 26

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—¿Ha sucedido algo, Sebastian? —pregunté—. Sólo ha pasado un día desde nuestra última reunión... ¿acaso el conde no es tan competente como aparenta ser?

Sebastian reprimió una risa.

—El joven amo tiene la cualidad de la socialización de una piedra, duquesa —respondió—. He venido para informarle que la reunión con los cuatro p se vio frustrada por uno de los estudiantes del colegio...

—Aguarda, ¿me estás diciendo que el conde subestimó a su oponente por ser un estudiante? —quise saber con una sonrisa de malicia.

—El joven amo dio un espectáculo de lo más formidable —recordó el mayordomo.

Meneé la cabeza risueña.

—Ansío escuchar el método que el conde usará para devolverle el favor a ese estudiante —susurré—. Muchas gracias por venir, Sebastian.

Sebastian hizo una reverencia y salió de mi habitación.

(...)

—Quisiera tener un aliado en el dormitorio rojo, junto a Maurice —dijo el conde—. También para averiguar si Derrick sigue en el dormitorio.

—Sin embargo, no podemos forzar otra vacante para entrar ahí —intervine—. Despertaríamos sospechas.

—Además, aunque pudiéramos ingresar a otro alumno a la escuela, no podríamos decidir el dormitorio al que iría —alegó Sebastian—. Porque para poder entrar a ese dormitorio, necesitamos comprobar una posición social y un linaje impecables.

—Eso ya lo sé, necesitamos a alguien que demuestre una indudable posición social y un linaje prestigioso para poder ingresar al dormitorio zorro escarlata —coincidió el conde—. Esa persona tendría que ser tan especial que no pudieran negarle la admisión a la escuela.

Aguarda...

Una sonrisa de sarcasmo se dibujó en mi rostro. Y el conde lo sabía.

—¡Si de mí dependiera, nunca le pediría a ese sujeto que me ayudara!

—Sin embargo, solo esa persona reúne todos los requisitos para este trabajo —dijo Sebastian—. Después de todo, es alguien singular.

—Será una visita muy especial —opiné—. Espero que la encuentre agradable, conde.

—¡Maldición! —gritó—. A veces hay que hacer sacrificios necesarios.

—Que maravillosa reunión —dije con una sonrisa.

—Sebastian, informa a la duquesa sobre el resultado de la operación de nuestro compromiso —dijo el conde.

—Si, joven amo —respondió el mayordomo—. Señorita Hastings, la operación resultó como un éxito a su favor, estamos seguros de lady Elizabeth la contactará pronto para hacerle saber esta noticia.

—¿Quieres decir que...

—Soy oficialmente libre de pedir tu mano —terminó el conde.

El corazón me palpitaba con fuerza, y sentí que algo se movía en mi estómago.

No puedo creer que no me haya preocupado en como el conde haría romper su compromiso con Lizzy...

—Cuando terminemos esta encomienda me aseguraré de hacer oficial nuestro compromiso —anunció.

Relajé mis hombros y asentí.

—Tengo altas expectativas para ese momento, conde.

(...)

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora