Capítulo 61

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** Flashback **

—Excelencia, hoy tiene clase de equitación —anunció Harriet—. Y después debe atender a la gente de Helston para sus felicitaciones.

Alcé la mirada de mis papeles y caí en la cuenta del día que era hoy.

—¿Mañana es veinte de diciembre? —pregunté.

—Así es excelencia —respondió mi ama de llaves—. Mañana es su cumpleaños.

Tomé un sorbo de mi té y salí de mi estudio.

—¿Tan pronto? —dije en voz baja—. Después del cumpleaños del conde me olvidé de todo.

—Sé que es muy tarde, pero debo insistir excelencia... ¿no desea hacer nada por su cumpleaños?

Me puse mi uniforme de equitación y nos dirigimos hacia los establos.

—No Harriet, descuida, me quedaré en la mansión —respondí con tranquilidad—. Lo único que deseo es que mañana sea un día tranquilo.

—Por supuesto excelencia.

Harriet me ayudó a subirme a mi caballo e hizo lo mismo con el suyo, jamás me cansaría de ver todas las capacidades y habilidades que mi ama de llaves había adquirido con el paso de los años; para mí había sido la forma de crecer las dos al mismo tiempo.

(...)

—Excelencia, mis mejores deseos para usted en este nuevo año que se avecina —dijo un hombre—. Le he traído mi mejor cosecha de mis humildes tierras para que la use en su cena.

—Se lo agradezco mucho —respondí con una sonrisa—. También espero que sea un año lleno de éxitos para usted y su familia.

Harriet recibió el regalo y pasó el siguiente aldeano.

—¡Lexie! —gritó una voz conocida.

—¡Hola James! —dije con entusiasmo—. Cuanto has crecido desde la última vez que te vi.

El pequeño niño me abrazó con fuerza.

—Excelencia, mis niños y yo le deseamos un feliz cumpleaños —dijo su madre—. Yo... bueno los niños pensaron en regalarle una capa para estas épocas invernales, todos bordaron una decoración, esperamos que le guste.

Decidí recibir el regalo por mi cuenta.

Pude apreciar los detalles que la madre de James mencionó y era totalmente cierto, sonreí al ver un poco de la personalidad de los niños.

—Es preciosa —anuncié—. Muchas gracias, la atesoraré por siempre.

Mi parte favorita de este día era que cada aldeano tomaba parte de su tiempo para venir a verme y darme sus buenas intenciones y deseos.

(...)

Cayó la noche y como cada año, estaba en la sala de música, con la compañía de Harriet por supuesto.

—He preparado un intenso té o leche caliente con miel, excelencia.

—Té, por favor.

Dejé de tocar y solo me quedé en silencio mirando la ventana, había luna llena, a lo que ya también estaba acostumbrada que sucediera en cada uno de mis cumpleaños.

—¿Le dijo al conde Phantomhive sobre el día de su cumpleaños? —me preguntó.

—No, aunque estoy segura de que él indagó incluso antes de casarnos —respondí—. Y también estoy segura de que Sebastian tuvo algo que ver, incluso tú, te preguntó ¿verdad?

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora