Capítulo 21

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—Todas las criaturas vivientes poseen instintos que los llevan a llenar los huecos en sus existencias —declaró Undertaker—, así como sus cuerpos buscan cerrar las heridas infligidas a ellos, y debido a que sus mentes quieren llenar el vacío causado por el sentimiento de la soledad, buscan el contacto con otras personas.

Buscan algo a lo que cual aferrarse...

—Por eso, estos chicos buscan instintivamente llenar el hueco que hay en ellos, de ahí que traten de extraer las almas que se encuentran en los cuerpos de los vivos —explicó—, todo para poder cerrar el hueco que nunca se llena en su registro cinemático.

—Entonces ¿por eso pueden encontrarnos aun sin ojos, orejas o nariz, porque siguen el rastro de nuestras almas? —preguntó el conde alarmado.

—Desgraciadamente, ellos no pueden hacer suya el alma de otras personas, porque a pesar de que tu servidor fue pudo alterar los registros, no fui capaz de crear un alma —dijo Undertaker con tristeza—, incluso tras incontables experimentos, la mayoría de ellos siempre terminan como muñecos de carne carentes de ego.

Están vacíos por dentro... inclusive quieren apoderarse de algo que ya no poseen...

—Por esa razón, tu servidor no se refiere a ellos como seres vivos, porque no lo son —continuó—, y tampoco son muertos, sólo son muñecos grotescos.

—Que pasatiempo más repugnante —siseó el conde.

Undertaker soltó una pequeña risa.

—Conde, aun no eres capaz de apreciar la belleza inherente de mis creaciones... eres muy joven.

Creo que hacer falta más que edad para siquiera entender el propósito de estas creaciones...

—Su hermosa piel zurcida, más blanca y pura que cuando estaban con vida, sus bocas incapaces de clamar necedades o esparcir sucias mentiras —describió—, ¿acaso no resultan más hermosos que cuando estaban vivos?

—¡Me provocas arcadas! —gruño el conde.

—Puede que así sea, pero... ¿no comprendes que hay personas que desean mis muñecos grotescos? —dijo con suavidad—, mis pequeños son incapaces de sentir dolor o miedo, solo buscan devorar el alma de los vivos... ¿qué te parece? ¿No son el arma perfecta?

—¿¡Qué!?

Undertaker tiene razón... si no supiéramos que pueden ser destruidos solo al cortarles la cabeza estos seres serían imparables... no tienen debilidad alguna... son capaces de moverse sin importar las heridas que sufran...

—Esos excéntricos sujetos querían comprobar el alcance de su fuerza, y para tal efecto, prepararon este experimento —explicó—, encerraron en este barco un número igual de humanos y muñecos grotescos y se preguntaron... si los hacemos matarse mutuamente, ¿cuál grupo prevalecerá?

—Que impresionante depravación —musité.

—Pero nunca imaginamos que el barco chocaría con un iceberg, habiendo dejado de ser un shinigami, tu servidor ya no tiene acceso a la lista —continuó—, me evita la necesidad de hundirlo yo mismo, son dos pájaros con la misma piedra.

—Entiendo —intervino Sebastian—, desde un principio, este barco no estaba destinado a llegar a América...

—Gracias a todos ustedes, más humanos de los esperados ha podido sobrevivir —dijo pensativo Undertaker—, tal vez tu servidor debería enfadarse por ello.

—No podemos ignorar algo como esto —dijo Grell.

—Así es, se trata de un shinigami que interfiere con la muerte —concedió su compañero—, y no porta sus lentes, ¿es lo que llaman un desertor?

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora