Capítulo 39

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Mientras esperábamos a que los sirvientes y el señor Diedrich preparaban la locomotora para poder partir, me quedé sentada junto a Lady Sullivan y el señor Tanaka.

—¿Sabes usar un arma? —me preguntó.

Reparé en que aún tenía mi arma en la mano, la apreté con fuerza y asentí.

—He aprendido a usar armas desde muy pequeña —respondí—. Una dama debe saber cómo defenderse, eso es lo solía decir mi madre.

Se creó un silencio perturbador.

—Lamento mucho que te hayas enterado de la verdad de esta forma —le dije.

—¿Por qué te disculpas? Si no hubiera sido por Ciel y por ti el Sulin habría salido a la luz y... yo hubiera sido la responsable de tantas muertes...

Cambié mi arma de mano y tomé la suya, le sonreí al ver que realmente estaba aterrada con el simple hecho de pensar en la posibilidad de que eso hubiera sucedido.

—Me da mucho gusto que hayas decidido enfrentar esta vida —continué—. Como ya dije antes, eres una amiga maravillosa.

—¡Terminamos de aceitar la máquina! —anunció Meyrin.

—¡Todo listo por aquí también! —dijo Finni.

—¡Bien! ¡Todos a bordo! —declaró el señor Diedrich.

La máquina avanzó y de pronto escuchamos un fuerte ruido.

—Herrin! (¡Ama!).

—¡Wolf!

El hombre apuntó sin dudar su arma hacia lady Sullivan, en un rápido movimiento sentí el cuerpo de Snake cubriéndome por completo. Escuché el disparo, pero no vi rastros de sangre sobre el suelo de la locomotora.

¿A dónde disparó?

Nos dimos la vuelta y reparamos en que había una mujer detrás de nosotros que también portaba un arma, ahora estaba muerta.

El hombre soltó su arma y comenzó a correr a toda velocidad hacia nosotros.

—Herrin! Es tut mir wirklich leid, dass ich dich die ganze Zeit angelogen habe! (¡Ama! ¡De verdad, lamento mucho... haberle mentido todo este tiempo!) —le dijo—. Du kannst uns hassen, wenn du willst! Wir verdienen deine Vergebung nicht! (¡Puede odiarnos si así lo desea! ¡Nosotros no merecemos su perdón!).

—¿Estás bien Happy? —me dijo Snake—. Pregunta Emily.

—Estoy bien —respondí—. Te lo agradezco Snake...

Un segundo disparo se escuchó, y nuevamente Snake se abalanzó sobre mí. Cuando me giré para ver a quién le habían disparado, los gritos de lady Sullivan se hicieron presentes.

—¡Wolf!

Reparé en que había sido una de las falsas sirvientas de la bruja esmeralda, y la agonía que ella sentía en este momento al ver a su mayordomo cerca de la muerte me molestó en demasía. Saqué mi arma del vestido y apunté hacia la mujer, respiré hondo y disparé, la bala impactó directamente en su frente y cayó de bruces al suelo.

No me había dado cuenta de que el conde y su mayordomo estaban a pocos metros de la mujer. Enfrente de mi vi a lady Sullivan queriendo ir tras su mayordomo, pero Meyrin la detuvo.

—¡Lady Sullivan, es peligroso!

—Herrin... du... du bist keine Hexe, du... bist ein normales Mädchen (Ama... usted... usted no es una bruja, usted... es una chica normal).

—¡Wolf!

(...)

Finalmente, el mayordomo despertó y lady Sullivan le ordenó que no hablara.

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora